El agua subterránea en la península de Yucatán se encuentra expuesta a múltiples fuentes de contaminantes debido al gran crecimiento urbano, industrial y turístico que ha experimentado esta región en la última década, pero este crecimiento no ha sido acompañado de mejoras en los sistemas de aguas residuales, porque gran parte de las aguas residuales domésticas son vertidos al manto acuífero sin ningún tipo de tratamiento previo, revela Edgar Yepez Calles, de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) de la UNAM en Mérida
En el artículo científico “¿A dónde va el agua en la península de Yucatán? La gran reserva de agua en México” señala que el agua es un elemento vital para la vida y el funcionamiento de la sociedad, pero durante el último siglo este recurso ha sido sobreexplotado y contaminado por la actividad humana. Además, el cambio climático ha generado que los eventos hidroclimatológicos como sequías e inundaciones sean cada vez más frecuentes y prolongadas.
La península de Yucatán se considera como una gran reserva de agua, principalmente de origen subterráneo debido al valor calculado de su recarga natural en 21,813 hectómetros cúbicos al año, con una disponibilidad de 2,386.82 al año.
Durante 2017 el volumen consumido fue de 4,792 hectómetros cúbicos, de los cuales un 13% corresponde al suministro público, un 72% al sector industrial y un 14% al sector primario (agricultura y crianza de animales).
La península de Yucatán muestra un crecimiento económico y poblacional durante la última década, principalmente en las zonas urbanas con una población de 2,786,348 habitantes para 2020. Desafortunadamente este crecimiento no ha sido acompañado de mejoras en los sistemas de aguas residuales, porque gran parte de las aguas residuales domésticas son vertidos al manto acuífero sin ningún tipo de tratamiento previo.
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Altamente vulnerable el acuífero subterráneo de la Península
Aunado a esto solo una fracción de la población en la península de Yucatán cuenta con acceso a agua potable entubada. La población rural y periurbana, la cual representa los niveles de pobreza más elevados, no tienen garantizado el suministro a agua potable entubada; así que su única fuente de agua la tienen por medio de norias.
Estos pozos no se encuentran regulados por ninguna institución gubernamental que garantice la calidad del agua, lo que ha expuesto a la población a contraer enfermedades intestinales agudas u otras enfermedades relacionadas con contaminantes en el agua.
En el caso del sector primario, diversos estudios muestran que los sistemas de irrigación presentan pérdidas de alrededor del 40 al 50%. Esto expone la necesidad de mejorar las técnicas de cultivo y fomentar los cultivos de especies nativas de la región, para así reducir la demanda de agua.
Además, al emplear especies nativas se reduce el uso fertilizantes y pesticidas, los cuales al infiltrarse al suelo y contaminar el agua pueden genera serios problemas de salud pública.
En el caso de Yucatán, se expone que posee una gran industria porcícola la cual genera grandes cantidades de residuos altamente contaminantes, incluso después de pasar por procesos de tratamiento, siendo así uno de los principales precursores de eutrofización del agua por nitritos.
La península de Yucatán no se caracteriza por ser una región con una gran actividad industrial. Sin embargo, la zona Norte del estado de Quintana Roo presenta una presión sobre la disponibilidad de 143%, debido a la gran industria turística que existe en el estado de Quintana roo, la cual recibe a millones de turistas durante todo el año.
Este gran flujo de turistas nacionales y extranjeros ha generado un consumo excesivo de agua y el incremento en las descargas de aguas residuales, que como ya lo mencionamos existe una carencia en la infraestructura de tratamiento de agua.
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