Acusada de los delitos de trata de personas en la modalidad de prostitución ajena, violación equiparada continuada y corrupción de menores continuada, una mujer fue vinculada a proceso tras valorarse los datos de prueba presentados por la Fiscalía General del Estado (FGE).
Por los hechos ocurridos entre los años 2015 y 2018, en una comisaría de la localidad de Yaxcabá, en agravio de una menor de edad e identidad reservada, los fiscales especializados en Investigación de Delitos de Trata de Personas del estado, integraron los elementos de prueba en la carpeta de investigación.
De acuerdo con la indagatoria, la imputada obligó a su hija, en ese momento menor de edad, a sostener relaciones sexuales con un individuo y posteriormente la obligaban a observarlos sosteniendo relaciones entre ellos, a cambio de una remuneración económica.
Por este indígnate y reprobable hecho, la Jueza de Control del Quinto Distrito, con sede en Valladolid, Claudia Antonio Mayor, tras valorar las pruebas, resolvió vincular a proceso penal a la persona en mención por los delitos de trata de personas en la modalidad de prostitución ajena, violación equiparada continuada y corrupción de menores.
Otorgó un plazo de tres meses para el cierre de la investigación complementaria, tiempo durante el cual se continuará la investigación para reunir más datos que permitan comprobar la participación de la acusada en los delitos imputados.
Además, se ratificó como medida cautelar la prisión preventiva, por lo que la imputada continuará en prisión por todo el tiempo que dure el proceso.
Cuando un menor de edad afirma haber sido molestado, tocado o lastimado es importante creerle, derivado a que con frecuencia es una persona cercana quien lo violenta.
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Este tipo de casos es muy lamentable para la sociedad en general, por ello la importancia de detenerse a analizar y pensar en este tipo de noticias que deja un sin sabor, pero que deben de atenderse en cuanto un menor de edad haga el esfuerzo y tenga la confianza de decirlo, creerle y apoyarle desde el primer momento.
Así como denunciar lo más pronto ante las autoridades correspondientes, y en caso de que el menor no revele por lo que está viviendo, identificar algunas de estas señales de aviso: cuando muestra desconfianza hacia alguna persona, realiza dibujos, juegos o imita conductas sexuales de los adultos; presenta repentino aumento o disminución en su apetito, así como en el desempeño escolar.
Comenta tener molestias físicas sin causa orgánica aparente, como dolores de cabeza, estómago, insomnio o pesadillas, cambios constantes en sus emociones, rechaza ir a casa de algún familiar, amistad o escuela; presenta infecciones o lesiones en sus partes íntimas.
Y de modo preventivo, siempre mantener la buena comunicación y confianza con el menor, para que tengan toda la seguridad de acudir y contar con quien mejor consideren, cualquier actitud que los haga sentir incomodos o agraviados.
Belén Martín
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