Para algunos, los tiempos de guerra y de disputas territoriales ya solo se encuentran en los libros de historia, pero hay territorios donde la sombra de los enfrentamientos armados apenas comienza a alejarse.

En Azerbaiyán, la historia de la posguerra y reconstrucción se está escribiendo hoy, al celebrar su primer “Día de la Victoria”: la salida de Armenia del territorio de Nagorno Karabaj y el resto de las regiones ocupadas.

El 27 septiembre de 2020 -reconocido como el “Día de los Caídos”-, relata el embajador de Azerbaiyán en México, Mammad Talibov, se estableció el estado de guerra tras el bombardeo armenio en el que fallecieron soldados y civiles.

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Azerbaiyán y su “Día de la Victoria”

El conflicto se prolongó durante 44 días, y finalizó tras la firma de la paz, mediada por Rusia, por parte de ambas naciones. Finalmente, el 10 de noviembre fue declarado por Azerbaiyán como el “Día de la Victoria”, luego de casi 6 mil víctimas fatales en ambos bandos.

Talibov describe la situación en la que se encontraba su país al momento del acuerdo de paz: “el desafío en ese momento fue muy grande, también atravesamos por la crisis económica y sanitaria por la que pasó todo el mundo debido al Covid-19, claro que todo esto nos afectó negativamente (…).

Cuando son liberados los territorios dañados por el conflicto, lo que seguía era una gran reconstrucción, el objetivo sigue siendo que los azerbaiyanos puedan regresar a sus hogares”.

Con un pasado Soviético unido al de sus vecinos Georgia y Armenia, Azerbaiyán recupera su independencia hace 30 años, mientras se da la desintegración de la URSS, en 1991.

El final de la guerra fría dejó lugar para la democracia (en 1989 se cae el muro de Berlín)… y el conflicto.

Una vez que ambos fueron países independientes, comenzó la disputa por el territorio que había sido reconocido como parte de Azerbaiyán por Naciones Unidas (ONU).

Casi un millón de civiles fueron desplazados del territorio en donde tenían sus hogares como parte de la limpieza étnica puesta en marcha por los armenios, y que extendieron a siete regiones más a los alrededores de Nagorno.

En total, la invasión llegó a ocupar una quinta parte de territorio azerbaiyano y cesó hasta 1994, con la negociación del alto al fuego.

VALIOSO PASADO, MEJOR FUTURO

El interés por recuperar un territorio invadido durante 28 años surge de la importancia que este tiene para su cultura y su historia, como Shushá, “la joya de Azerbaiyán, la capital cultural” comenta el diplomático.

“Personas destacadas, poetas, músicos y filósofos vinieron de esta región, un lugar lleno de naturaleza, tal vez conocido por sus recursos como el petróleo y el gas.

Pero la importancia que nosotros le damos es por el gran papel histórico de la región”, que también se trata del lugar en el que se han encontrado algunos de los vestigios más antiguos de la humanidad y que se hallan justo en el punto de unión de dos continentes: Asia y Europa.

Pero no todo es pasado e historia, en el presente se encuentra, incluso antes que las tareas de construcción, el control de los daños y el desarme de las zonas alcanzadas por el conflicto.

“No podemos hacer una reconstrucción antes de quitar las minas. A nosotros nos presentan los mapas de los campos minados, es un crimen de la guerra por su parte, pero poco a poco lo estamos haciendo”.

También recuerda que, desde que tomaron control, hace once meses, Azerbaiyán ha logrado construir dos aeropuertos en el territorio.

Además de comenzar con los planes de urbanización que cuentan con la cooperación de Italia y Turquía para la creación de smart villages, un proyecto en el que vivienda, empleo, servicios y energía verde están vinculados a favor de una vida digna.

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