Las floristas a las afueras del Cementerio General lucen caras largas ante las malas temporadas que han venido acarreando desde la pandemia. Este año no ha sido la excepción; y pese a que estos últimos días han tenido venta, no es equiparable con la de años anteriores, aseguran.
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Guadalupe Yerbes es una de las que a principios del mes pasado guardaba la esperanza de una buena temporada 2023, pero no fue así: “Con trabajo sale para pagar lo que compramos”, lamentó en entrevista con 24 Horas Yucatán.
Y es que la competencia a las afueras de dicho camposanto es implacable: Hay por lo menos 15 puestos más, a los que se suman los que operan al interior del inmueble, en donde según se pudo observar, la gente prefiere comprar.
No obstante, esas oferentes tampoco tuvieron buenas ventas que celebrar este año, lo que atribuyen a que “la gente ya no viene a visitar a sus familiares al Cementerio”. A pesar de ello, este día acudieron más de 2 mil personas.
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Otro de los factores que pudiera estar mermando las ventas de las floristas es el incremento en el precio de su materia prima, pues aseguran que sus proveedores prácticamente se los triplicaron este año, por lo que ellas deben hacer lo propio.
En menor medida, coincidieron las consultadas, las lluvias que han azotado el centro del país han contribuido a este incremento. Sin embargo, aclaran, gran parte de la producción se da en invernaderos, por lo que consideraron que no debería representar problema alguno.
En la otra cara de la moneda está doña Clara, una mujer que llegó con un ramillete de tulipanes envueltos en papel periódico. La abundancia de esta especie en la ciudad no está peleada con su belleza, no obstante, reconoce que “no le alcanzó para las otras”.
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Su esposo, contó, falleció hace varios años y ella cada año acude religiosamente al Cementerio a recordarlo. La precariedad económica que vive hoy en día le impidió adquirir alguno de los arreglos que venden desde 80 pesos las floristas del lugar.
A pesar de los pesares, la mujer camina con paso firme hacia donde yace su ser querido, haciendo caso omiso de las ofertas que profesan las vendedoras, también acérrimas defensoras de su economía.
Juan Manuel Contreras