Gracias al esfuerzo colectivo de casi 200 ciudadanos voluntarios, Proyecto Santa María presentó los primeros resultados del monitoreo de loros urbanos en Mérida, correspondiente al periodo de noviembre de 2024 a abril de 2025.
Durante una sesión informativa, la directora del proyecto, la doctora Vanessa Martínez García, agradeció la participación de cada uno de los monitores y compartió el avance del estudio, que busca generar estrategias de conservación para estas aves.
“Yo estoy a la distancia, en el estado de Hidalgo, y desde allá estoy capturando todos sus mensajes. Cada observación que ustedes me mandan, la registro”, compartió la doctora Martínez. Aunque aclaró que puede tardar unos días en responder, aseguró que revisa cuidadosamente cada mensaje enviado por los monitores.
Los objetivos del proyecto
La especialista recordó que el objetivo principal al inicio del proyecto era formar un comité ciudadano de monitoreo que permitiera recabar información sobre la presencia y comportamiento de los loros en la ciudad. Los demás objetivos incluían identificar las especies presentes, sus rutas de desplazamiento, zonas de anidación y forrajeo, así como las plantas que utilizan como fuente de alimento.
“Queremos saber qué comen, si se alimentan de frutos, semillas, flores, brotes o incluso corteza, como ya han observado ustedes”, explicó Martínez.
También destacó la importancia de conocer si existen zonas definidas para forrajeo, sitios específicos donde duermen, o si tienen interacciones significativas con otras especies.

Participantes locales del proyecto
De acuerdo con el informe, se han integrado alrededor de 180 personas distribuidas en cinco zonas urbanas de Mérida: norte, sur, oriente, poniente y centro. La zona norte cuenta con el mayor número de participantes, con 82 personas; le siguen la zona poniente con 37, el sur con 23, el oriente con 21 y el centro con 20.
Hasta abril se han registrado 1,597 observaciones ciudadanas. “Más que mensajes, son registros. Cada uno cuenta y nos está generando toda esta información que vamos a ver”, señaló la directora.
La zona norte ha sido la más activa, lo que se atribuye tanto al número de integrantes como al entusiasmo mostrado por los participantes. Sin embargo, Martínez señaló que todas las zonas han aportado datos valiosos, sin importar dónde se encuentre cada observador.
La información recabada durante este primer semestre permitirá establecer las bases para las futuras estrategias de conservación de los loros urbanos.
“No podemos conservar lo que no conocemos. Por eso necesitamos saber cuántos hay, dónde se mueven, cuáles son sus zonas importantes”, concluyó.
El monitoreo continúa y se espera que en los próximos meses se incorporen nuevos registros y más ciudadanos al proyecto, fortaleciendo así el conocimiento colectivo sobre una de las especies más visibles y carismáticas de la fauna urbana yucateca.