La decisión de países desarrollados de extender por 10 años el uso de agroquímicos como el glifosato ha generado preocupación para activistas y especialistas del país, por los potenciales riesgos para la salud humana y el entorno, particularmente para el vulnerable suelo kárstico de la Península de Yucatán.
Salvador Castell González, especialista fundador de Va por la Tierra A. C., alzó la voz sobre la necesidad de regular estrictamente el uso y la aplicación de este herbicida.
En 2019 el gobierno mexicano aplicó el “principio precautorio” para detener las importaciones de glifosato, al considerar que el herbicida representa un riesgo para el ambiente y la salud. Después se emitieron decretos para tener una “sustitución total” del agroquímico para el 31 de marzo del 2024, pero esa medida se pospuso porque, se argumentó que no existen sustitutos para el herbicida.
Explicó que cuando se habla de agroquímicos hay que dividirlos ya que hay una gran cantidad de ellos, por lo que en lo correspondiente al control de maleza o herbicidas son del tipo que ha ampliado su acción en los próximos 10 años.
“El glifosato en sí no es el problema, sino uno de los aditivos que tiene, ya que lo han relacionado con ciertos padecimientos. Se han realizado una gran cantidad de estudios, se ha invertido gran cantidad de dinero para demostrar la inocuidad de estos productos”, indicó Castell.
La exposición al glifosato se relaciona con retrasos en el desarrollo, enfermedades intestinales, daños en hígado y riñones, al igual que se ha considerado cancerígeno por la OMS y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer.
Apuntó que en general el uso y manejo de estos productos son relativamente seguros, utilizados bajo las condiciones del fabricante y para lo que fueron diseñados.
Riesgos
Cabe mencionar que la organización internacional Greenpeace advierte sobre los potenciales riesgos del uso de este herbicida, hacia la salud humana, por lo que se han reunido poco más de mil evidencias científicas, por medio del documento del 2020 “Antología del glifosato”.
También Greenpeace señala los efectos adversos inmediatos por el manejo del agroquímico tales como irritaciones en la piel, ojos, además de mareos, náuseas, problemas respiratorios y aumento en la presión sanguínea. A largo plazo se ha sugerido que el herbicida es una sustancia cancerígena.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya en 2015 ha considerado al glifosato como “cancerígeno para animales y probablemente cancerígeno para humanos”, por lo que el debate permanece abierto por el uso de esta sustancia, ya que existen campañas que defienden su manejo, como asegura Monsanto, argumentando una supuesta cualidad no tóxica del herbicida.
Malas prácticas
Castell González señaló que para lo que le concierne a México lo que se ha visto o documentado son malas prácticas agrarias al momento de usar o manipular estos agroquímicos, ya que no se suelen acatar las cantidades, ni las normas de seguridad para con los agroquímicos, como el glifosato.
Apuntó que, si se contrasta las prácticas agrícolas de países como Europa o Estados Unidos, con las de los hombres y mujeres de campo por el nivel de tecnificación de su campo, en aquellas naciones desarrolladas, el uso de caretas y materiales de protección durante la manipulación de estos productos son obligatorios, situación que rara vez se acata en México.
El suelo
Según estudios el uso indiscriminado de agroquímicos altamente tóxicos y en especial el herbicida glifosato, son de preocupación mundial hoy en día, ya que producen altos impactos de contaminación para el acuífero y la salud pública.
Los suelos kársticos de Yucatán, son de vulnerabilidad extrema para la contaminación del acuífero, debido a la fácil filtración de contaminantes. Existen evidencias de contaminación del acuífero del estado por plaguicidas organoclorados, su bioacumulación en sangre de mujeres con cáncer y en leche materna, debido a las actividades agropecuarias.
“En México y Latinoamérica en general es que persisten las malas prácticas, el equipo de protección rara vez se usa, la dosificación muchas veces es al tanteo, lo que provoca la utilización cantidades incorrectas de los herbicidas”, señaló Salvador Castell.
Detalló que en el país existe una norma de triple lavado para los envases que almacenan agroquímicos, en la cual para qué se pueda vender un litro de esta sustancia se tiene que llevar el plástico de litro anterior, estar registrado, además realizar un agujero en la tapa y otro más en la base de recipiente. No obstante, el experto dijo que muy rara vez esta norma se sigue a cabalidad.
Lamentó que lo que ocurre en muchas partes del campo mexicano es que se pueden ver montículos de esos envases e incluso de personas que utilizan esos plásticos para tomar agua, lo que representa un riesgo a la salud.
Externó que, en el caso de la entidad, el tema es más complejo debido al tipo de suelo, ya que contrario a lo que se pueda pensar, el Kars es poroso, lo cual permite que los elementos derivados de los agroquímicos lleguen al acuífero, por lo que consideró que se tiene necesariamente que regular y vigilar la manipulación de estos productos.
Hay que aclarar que el glifosato, que es el herbicida más usado mundialmente, interfiere en la síntesis de aminoácidos aromáticos esenciales, eliminando las plantas sensibles.
Su uso aumentó al introducirse cultivos genéticamente modificados tolerantes al herbicida, y al usarse como desecante de cultivos anuales.
Las fórmulas comerciales del glifosato tienen moléculas como polioxietilenaminas y metales pesados.