En el corazón de las comunidades mayas de Yucatán, se mantiene viva una antigua tradición que conecta a los pueblos con sus raíces y la naturaleza misma. Es el ritual del Chaac Chaac, una ceremonia milenaria en la que los campesinos imploran al dios de la lluvia para que envíe el agua tan necesaria para sus cultivos.

En la comisaría de Motul de San Pedro Chacabal, los hombres del campo se reúnen para realizar este ritual ancestral. La preparación comienza con la adquisición de maíz, el cual se convierte en nixtamal y posteriormente en masa para elaborar tortillas y sopas. 

Se muelen pepitas de calabaza para crear una sopa especial, utilizando abundante achiote y recados tradicionales. 

Estas ofrendas alimenticias se complementan con el sacrificio de pollos, en esta ocasión 35 aves ofrendadas por 27 compañeros.

La importancia de esta ceremonia radica en la preservación de las costumbres mayas. 

Para Zacarías Balam, miembro del equipo organizador, es fundamental continuar con estas tradiciones, no solo por mantener la cultura viva, sino por su importancia para quienes trabajan en el campo. 

Cada año, el ritual se realiza en el mes de mayo, vísperas de la esperada llegada de las lluvias.

La lluvia y su relación con la agricultura:

La esperanza de los campesinos mayas está puesta en la lluvia, vital para el cultivo de maíz, calabazas y otros productos en sus milpas. 

Este año, las condiciones climáticas han sido especialmente adversas, con una sequía prolongada y un sol intenso que amenaza las cosechas. 

El ritual del Chaac Chaac es una súplica al dios de la lluvia para que no los abandone y les permita regar sus plantíos y parcelas.

El ritual es un esfuerzo comunitario organizado por la agrupación “Sembrando Vidas”. Todos los compañeros participan y contribuyen, desde la preparación de las ofrendas hasta la realización de la ceremonia en sí. 

Esta unidad y trabajo conjunto son fundamentales para preservar las costumbres y transmitirlas a las nuevas generaciones.

En el corazón de esta tradición se encuentra la cosmovisión maya, una visión del mundo que reconoce la conexión profunda entre los seres humanos y la naturaleza. 

El ritual es una forma de agradecimiento al “dios de la lluvia” o Chaac, una deidad que representa la importancia vital del agua para la vida y la agricultura. 

Es un acto de humildad y respeto hacia quienes “nos dan” los elementos esenciales para la subsistencia.

Jóvenes como José Silvio,  de 20 años, participan activamente en estas ceremonias, aprendiendo de las tradiciones heredadas por sus padres y abuelos. 

Es así como la antigua sabiduría maya se transmite de generación en generación, manteniendo viva una cosmovisión que trasciende los tiempos y se enraíza profundamente en la tierra de Yucatán.

Con información de Angel Chan May

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