Deforestación en los manglares y selvas vulneran al estado: investigadora

Los cambios en el  uso de suelo han causado que el territorio tenga una respuesta cada vez más negativa ante los impactos de tormentas y huracanes

Por la expansión inmobiliaria en Mérida, así como la deforestación en la zona costera y el interior del estado, se encienden los focos rojos por futuras inundaciones, como las que ocurrieron en 2020 con las tormentas tropicales Amanda y Cristobal, señaló la doctora Yameli Aguilar Duarte, investigadora adscrita al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap).

Señaló que cada año, la península de Yucatán tiene una marcada temporada de lluvias, tormentas y huracanes, la cual inicia en junio y suele terminar en octubre y que aunque existen varios pronósticos, estos tienen una vigencia corta, por lo que se puede esperar cualquier cosa.

Añadió que en el estado son cada vez más comunes los cambios de uso de suelo, pues en los  últimos 30 años se ha visto un importante crecimiento en la industria inmobiliaria, incluídos en municipios aledaños a Mérida.

“Estos se han vuelto conurbados y ya se habla de una zona metropolitana. Este crecimiento exacerbado también incluye la zona costera, dando lugar a una riviera yucateca”, comentó Aguilar Duarte a 24 HORAS Yucatán.

Enfatizó que estos cambios tan drásticos de uso de suelo, han causado que el territorio tenga una respuesta cada vez más negativa ante los impactos de tormentas y huracanes.

Deforestación en la costa

“Los ordenamientos ecológicos también se han modificado según el interés de las empresas permitiendo acciones que antes estaban prohibidas”, condenó.

Como las construcciones en los primeros metros de la zona costera, la deforestando los manglares y de las selvas inundables.

Yameli Aguilar explicó que existe una zona de transición entre la costa y tierra adentro, por lo que el municipio de Mérida puede considerarse uno kárstico costero debido a la poca distancia de la costa.

“Son zonas de transición ubicadas a poca altitud, lo que causa que tengamos un acuífero a poca profundidad que también está interconectado con el agua marina”.

Entonces, indicó, al crecer la zona costera, ya no existen las barreras naturales para mitigar los vientos y las lluvias. A esto, dijo, hay que sumarle el sellado de los suelos propiciado por la deforestación que modifica los flujos naturales del agua.

Focos rojos

Yamile Aguilar, autora del estudio Riesgo de inundación por lluvias extremas en el karst de la ciudad de Mérida, Yucatán, indicó que el norte de Mérida es un foco rojo por las modificaciones que ha sufrido en los últimos años 

“Las inundaciones del norte son generalmente por ascenso del nivel freático, sobre todo cuando hay lluvias intensas y los acuíferos se saturan y en la zona sur ocurren inundaciones de arriba abajo”.

Mencionó que al existir pequeñas planicies rodeadas por elevaciones, como el municipio de Tekax y Valladolid, éstos reciben el agua de los escurrimientos, formando arroyos o pequeños ríos que se acumulan.

La investigadora lamentó que hasta el momento las autoridades no hayan tomado cartas en el asunto, para evitar este fenómeno: “De hecho, han hecho todo lo contrario a lo que la academia y los centros de investigación han planteado”.

Este fenómeno, dijo, se ha expuesto desde el 2006, cuando se hicieron recomendaciones para evitar el crecimiento de alta densidad: “Incluso se planteaban nuevas Áreas Naturales Protegidas con poblaciones rurales, las cuales mantienen sus patios sin sellar, como antes estaban las comisarías”.

Yamile Aguilar expresó que existen colectivos como el Consejo Ciudadano por el Agua de Yucatán y las contralorías autónomas que se han formado en Hunucmá y en Mérida, quienes proponen un alto a este tipo de desarrollo que deriva en un mayor impacto ambiental.

Juan Manuel Contreras

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