Un letrero dice "estamos contigo en la noche" en la Prisión de Mujeres de Giudecca, que alberga el pabellón de la Santa Sede durante la preapertura de la 60ª Bienal de Arte de Venecia, el 18 de abril de 2024 en Venecia. (AFP)

Obras de arte bajo alambres de púas: para la 60ª Bienal de Venecia, el Vaticano se instaló en una cárcel de mujeres, una experiencia inmersiva y desconcertante donde dialogan el arte y el mundo carcelario.

Lejos de los focos y las multitudes, la Santa Sede eligió este antiguo convento de la isla de la Giudecca transformada en prisión en 1825, que actualmente alberga a mujeres condenadas a sentencias largas.

En la fachada externa, una imponente pintura de dos pies descalzos con la piel roída realizada por el artista italiano Maurizio Cattelan marca la pauta, reflejando las vidas dañadas que habitan estos muros.

Durante la preapertura de la 60ª Bienal de Arte de Venecia, se observa un mural creado por el artista Maurizio Cattelan en el exterior de la Prisión de Mujeres de Giudecca, donde se encuentra el pabellón de la Santa Sede. La fotografía fue tomada el 18 de abril de 2024 en Venecia por GABRIEL BOUYS de AFP.

Los visitantes, que ingresan en grupos pequeños, deben cumplir medidas estrictas: la reservación es obligatoria, los teléfonos se guardan en un casillero bajo llave y los documentos de identidad se cambian por tarjetas. No se permite fotografiar o grabar videos por motivos de seguridad.

Pascale y Marcella, peinadas y arregladas, con notas en la mano, serán las guías del día. Forman parte de las 20 reclusas de un total de 80 que aceptaron participar en esta inesperada mediación. Por razones de seguridad no se revela nada sobre ellas ni sus antecedentes.

Titulada “Con mis ojos”, la exposición ofrece una mirada humana a la vida cotidiana de las detenidas a través del trabajo de 10 artistas “muy diferentes, pero unidos por el deseo de participar en una experiencia artística y humana única”, explica Bruno Racine, comisario de la exposición.

“El Vaticano no es un Estado como los otros, no tiene una escena artística, así que tuvimos que encontrar un concepto, un lugar que fuera un mensaje en sí mismo”, añade.

– “Con vosotros por la noche” –

En un largo pasillo exterior de ladrillos decrépitos y barrotes oxidados, la artista libanesa Simone Fattal transcribió poemas y mensajes de las presas en losas de lava esmaltadas.

En uno de ellos se lee: “Me gustaría aislarme, hacerme un ovillo en el pecho, aquí no hay armadura”.

Al final del pasillo, una obra del colectivo Claire Fontaine, un ojo tachado al pie de una atalaya, simboliza la invisibilidad y la imposibilidad de acceder al mundo exterior.

Al otro lado, un gran jardín abriga hileras de plantas e invernaderos, un raro vistazo al día a día carcelario.

“Esta es la parte que yo llamo hogar. Aquí cultivamos la fruta y la verdura que se vende afuera”, explica Marcella.

© Agence France-Presse

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