Fotografía: Guillermo Castillo

Leydy Pech Martín conocida como la Guardiana de las Abejas advierte del riesgo que corre el sector apícola de la Península de Yucatán, debido al cambio climático, uso de agroquímicos, así como la presencia de sequía, por lo que hizo un llamado para que se cuiden los recursos de la entidad, ya que esta sobre explotación está afectando a estos polinizadores.

Pech Martín saltó a luz pública en medios de comunicación nacionales e internacionales por su trabajo y activismo en favor de las abejas, la apicultora enfrentó al mayor fabricante de semillas modificadas genéticamente de todo el mundo, ganando una batalla legal. 

La originaria de Hopelchén, Campeche detuvo la siembra de soya genéticamente modificada por la empresa Monsanto, argumentando el derecho del pueblo maya a la defensa de su territorio, esto en el año que llegó la pandemia al país -2020-. 

La activista advirtió que todas las personas que se dedican a la apicultura en la Península de Yucatán están lidiando en mayor o menor medida la muerte de sus abejas, pero no solo por la sequía, sino también otros factores adversos como el cambio climático, el cual ha modificado los tiempos y duración de la floración, además del uso indiscriminado de plaguicidas que terminan afectando a estos insectos.

Opinó que la sobre explotación de los recursos naturales de la Península de Yucatán, ya está afectando la actividad apícola, pero sobre todo ha derivado en la muerte de abejas, esto por el uso de los agroquímicos. 

“La deforestación también está dañando el área de alimentación de nuestras abejas, hay menos floración, menos producción de miel, enfrentamos el riesgo de la pérdida de la soberanía alimentaria y un incremento en la pobreza”, lamentó.

Pech Martín recordó que el trabajo y servicios ambientales que prestan las abejas al ecosistema, no solo impacta directamente a las personas que se dedican al sector primario de la producción, sino calificó las muertes de las abejas como una situación grave que obliga a tomar acciones inmediatas. 

Explicó que, a menor número de abejas en la entidad, habrá menos acceso a los alimentos y con ello mayor dependencia alimentaria, en el entendido de que estos insectos son importantes polinizadores de todo tipo de flora, entre ella la que se lleva a la mesa. 

Las granjas

Por si lo anterior no fuera suficiente, Pech Martín externó que la instalación de mega proyectos de granjas de cerdos o aves, también están restando territorio para las personas que se dedican al cultivo tanto de abejas europeas como las nativas.

“La franja en donde se están realizando estos grandes proyectos, obliga a que cada vez los productores tengamos menos territorio, nos están desplazando. Empezamos tanto apicultores como abejas a competir por el espacio, por buscar alimento”, criticó.

Relató que desafortunadamente al momento no se ha cuantificado el impacto y la cantidad de colmenas que han muerto por efectos de la actividad agroalimentaria, particularmente por el uso de plaguicidas, mismos que terminan matando a las abejas. 

La apicultora consideró que en la Península de Yucatán existen poco más de 27 mil familias que se dedican a la crianza de abejas, sin embargo, no descartó que, en realidad, este número sea mayor, ya que muchos campesinos, además de sus actividades se suman a la apicultura. 

Bajo precio

La Guardiana de las abejas indicó que el precio de la miel en realidad no está valorado, por lo que expuso que el kilo de este producto debería ser más caro. Detalló que actualmente un kilo de este producto se compra en unos 25 pesos.

Argumentó que esa cantidad por kilo de miel es muy poco para el trabajo que representa a las familias campesinas, por lo que opinó se debería regular el costo. De igual forma, planteó que se le reconozca a este insecto los servicios ambientales que prestan y en tal sentido se le proteja de los factores que al momento están dañándolas. 

“Que se reconozca que somos los pueblos los que cuidamos a las abejas, son un patrimonio, también hay que reconocer el trabajo que las abejas realizan y finalmente establecer precios justos para cada litro de miel”, sentenció.

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