Fotografía: Cortesía

Ante el fallecimiento de un ser cercano, los menores de edad requieren de mucha ayuda psicológica, para que ese sufrimiento no le cause algún trastorno que le afecte en su crecimiento y en su futuro, coinciden expertos psicólogos.

El duelo en niños y adolescentes puede manifestarse de manera diferente de cómo lo experimentan los adultos, ya que les cuesta integrarse nuevamente en sus actividades escolares, experimentan miedos exagerados, somatizaciones, agresividad y problemas de conducta, aislamiento social, problemas académicos y hasta ansiedad, por ello es importante brindarles apoyo emocional y ayudarles a procesar sus sentimientos.

La coordinadora y consejera técnica de psicología jurídica del Colegio de Psicólogos de Yucatán, Karina Pérez Ramos, señaló que en la actualidad en México hay varios organismos encargados de este tipo de atención, desde las fiscalías que tienen centros que se encargan de llevar a cabo la atención hasta las unidades de Atención a Víctimas federales y estatales.

Dijo que, hasta el momento, la recuperación depende en gran medida de la red familiar y social, así como los cambios socioambientales en la vida de los niños, niñas y adolescentes (, pero, entre los factores altamente favorecedores se destacan la actitud de los nuevos cuidadores, los recursos internos y la posibilidad de recibir asistencia interdisciplinaria, y no sólo psicológica, incluye la asistencia que brinde el estado. 

La también maestra en psicología jurídica y experta en psicología penitenciaria refirió que los factores obstaculizadores por excelencia seria el hecho de haber atestiguado el acontecimiento y la polivictimización infantil, en este sentido usar técnicas psicológicas post trauma ayudarían, así como la elaboración del duelo. Siempre se debe tener un enfoque clínico-victimológico en estos casos.

“No es posible pretender que un trauma tenga el mismo efecto predecible en a los menores de edad, dependerá de la etapa de desarrollo en la que se encuentren, de la historia, del contexto social que les rodee, de la relación con la persona fallecida o desaparecida, y un largo etcétera. Lo que sí es una certeza es que un acontecimiento de este tipo puede llegar a trastornar el desarrollo de la personalidad. 

Pérez Ramos explicó que las redes de apoyo alrededor de estos casos son de suma importancia, como, por ejemplo, el ámbito escolar, en el que haya una política escolar de inclusión y acompañamiento puede ser un sostén emocional para los las infancias.

Por su parte, Hugo Canto Pech, neuropsicólogo clínico y terapeuta cognitivo conductual los enfoques terapéuticos más efectivos para esta situación es la intervención en crisis y primeros auxilios psicológicos.

“Habitualmente esos dos modelos implican, resolver dificultades en momentos drásticos como los que son pérdidas de un ser querido, incluso divorcios, o sobre todo, cuando hay pérdida de un padre o una madre.

Explicó que en los pequeños que pierden a sus padres son eventos muy traumáticos, requiere no sólo ayuda de psicólogos, sino psiquiátrica en varias, sesiones a mediano y largo plazo, la idea es de que un menor de edad se pueda adaptar a pesar de la pérdida, pero si tendría que ser algo muy agudo, o sea que se intervenga apenas ocurriese.

“Importa mucho el entorno familiar o al menos la familia restante, a veces cuando uno o los papás terminan en la cárcel, en lo personal, si me ha tocado muertes agudas, si un par de chavos, un poquito grandes que de repente alguno de sus padres es asesinado y si se tiene que intervenir, pero uno requiere de toda de la ayuda de la familia que sobrevive, ya sean los tíos, abuelitos, alguno de los padres y sí se requiere pues al menos un par de años o los primeros dos años, para atender cualquier pérdida, pero si estamos hablando de pérdidas por violencia, puede tomar un poco más de tiempo” explicó Canto Pech.

Por su parte, Joaquín Torres, especialista en consejería e intervención en crisis en el área de salud mental, bienestar y justicia restaurativa apuntó que el tema en algunas situaciones de violencia y donde los hijos quedan desamparo, es lo más común en el Estado.

Es importante, dijo, tener en cuenta que los niños niñas y adolescentes están en un período de desarrollo, por lo tanto como esa es la base necesitan la mayoría de las cosas de manera externa, o sea que los padres y madres, los tutores son los proveedores de esa estructura personal que el niño y la niña o los adolescentes necesitan para crecer en un ambiente más o menos saludable.

“Un entorno saludable no lo hay perfectamente, que básicamente tengan por lo menos estructuralmente lo que necesitan un padre, una madre y un sistema de crianzas que los lleve a ellos a tomar decisiones, o sea, a ir tomando decisiones o ir tomando su desarrollo en sus decisiones como como un niño o niña y un adolescente, entonces primer punto es que todo niño toda niña todo adolescente, debe de tener un marco estructural en donde crecer, que le ayuda al menor, poder desarrollar al máximo sus habilidades según las etapas que va pasando”.

Recordó que cada niño o niña y adolescente, pues pasan diversas etapas en su desarrollo común y cuando papá o mamá le falta , ya empieza un pequeño problema porque no tiene quien las dos caras que requiere, ya que los papás tienen dos roles muy claros y funcionales para el desarrollo de cada niño y cuando esto falta obviamente le afecta.

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