Dos de cada 10 madres tendrán, en el lapso de embarazo y el primer año de postparto, algún problema de salud mental, pues se trata de etapas complejas en las que se atraviesan problemas físicos, emocionales, psicológicos, señaló Flor de María Villegas Ramírez, psicóloga de la Clínica de Medicina Familiar del ISSSTE en Mérida.
Explicó que estos cambios son complejos y prácticamente ponen a prueba su equilibro psicológico, por lo que la atención de la salud mental de las madres es necesaria, tanto para ellas como para el desarrollo y crecimiento de sus vástagos.
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La depresión en la entidad afecta mucho más a las mujeres, pues en lo que va del 2023 contabilizan 507 casos en féminas y 153 en hombres, según estadísticas de salud federales.
“En muchos casos ese equilibrio se altera y se producen cambios en el afecto y el ánimo, causando depresión posparto, ansiedad, cuadros de psicosis posparto, trastornos por estrés postraumático y otros”, ejemplificó.
Los síntomas generales de los trastornos de salud mental materna son retraimiento de la pareja o la incapacidad de vincularse con el bebé, cambios de humor repentinos, incapacidad para concentrarse, aumento de los niveles de ansiedad que pueden impedir los patrones normales de sueño y alimentación tanto para la madre como para sus hijos menores, sentimientos de culpa, miedo o tristeza.
En contraste, las interacciones sociales positivas pueden ayudar a aliviar el estrés, así como las redes de apoyo familiar y profesional.
PRESIÓN SOCIAL
Hay una serie de creencias y paradigmas alrededor de la maternidad que comienzan desde la perspectiva de género de ser mujer, lo que es ser una “buena” madre, así como las implicaciones del como una mujer “debe” ser, hacer y sentir al momento de convertirse en mamá.
También genera estrés el supuesto del instinto materno por el hecho de ser mujer y en general hay muchas expectativas alrededor de la maternidad que conllevan a sentimientos de temor, culpa y angustia.