Después de dos años y cuatro meses de su muerte, 24 jornadas de juicio oral, audiencias diferidas y presuntas amenazas entre las partes procesales: Diego Urik M., declaró Ariel Montoya Romero, “fue quien privo de la vida Jessica González Villaseñor“.

En la penúltima audiencia del juicio oral, el juez Ariel Montoya Romero anunció que la Fiscalía General del Estado (FGE), aportar la carga probatoria en contra de Diego Urik M., sin incurrir en violaciones a derechos.

Diego Urik M., pasó por Jessica en su coche, la llevó hasta su domicilio en el fraccionamiento Bosque Monarca, estuvieron conviviendo y después la llevó hasta un predio boscoso denominado Selva Negra; en ese sitio sostuvieron relaciones sexuales, sin embargo, en algún punto la situación se salió de control y terminó golpeando a la joven.

Ante la agresión, Jessica comenzó a defenderse, lo arañó, pero por su posición no pudo hacer nada, poco a poco su vida se fue extinguiendo. Golpe tras golpe fue perdiendo la conciencia, pero seguía con vida.

Resistió por varios minutos, hasta que llegó un golpe que le causó la muerte. La crueldad con la que se cometió el crimen no fue suficiente. Le negó el derecho a regresar a casa; expuso su cuerpo semidesnudo en un sitio abierto.

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Por varias horas, llevó su cuerpo en la cajuela del vehículo, envuelto en una sábana azul; se la presumió a sus amigos, les pidió ayuda para salir del conflicto y hasta expresó indiferencia sobre la víctima; al menos así lo señalaron los testigos. Diego Y.: “¿Por qué no te desquitaste con un perro?”, preguntó su amigo. “No, pobres perritos”, respondió Diego Urik M.

Paralelamente, la familia de Jessica la buscaba, pero Diego Urik., seguía negando haberla visto, tiempo que aprovechó para ir a tirar el cuerpo, avisar a sus familiares y hasta huir de la ciudad, presuntamente temeroso por los abusos de parte de la Fiscalía General del Estado. Aquella desaparición marcó un antes y un después en la historia de los feminicidios en Michoacán.

Hoy nadie puede decir que no sabe quién era Jessica González Villaseñor. Su nombre y su rostro tapizaron cada red social vigente en 2020. Su historia, sigue viva. Jessica González Villaseñor también unió a grupos feministas, artistas, políticos, otras víctimas indirectas y activistas sociales; Jessica se convirtió en el rostro del movimiento feminista y prueba de lo que puede hacer la unión.

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