Foto: especial

El jaguar, considerado un símbolo cultural y natural de México, aún habita en Yucatán, aunque en condiciones que lo mantienen en riesgo. Así lo explicó el doctor Anuar David Hernández Saint Martin, responsable del Programa de Conservación de Felinos y sus Presas en Pronatura Península de Yucatán; y recordó que la península concentra gran parte del hábitat disponible para la especie en el país.

Además de ser la próxima mascota del mundial de fútbol, debe servir como recordatorio del vínculo cultural y natural que los mexicanos han mantenido con la especie. “Salvar al jaguar es salvar la selva, y al salvar la selva nos salvamos nosotros mismos”, indicó Hernández Saint Martin.

El especialista destacó que las principales amenazas son la deforestación y el cambio de uso de suelo para la ganadería, los monocultivos, desarrollos inmobiliarios y megaproyectos. Estas actividades no solo reducen el hábitat, sino que también generan conflictos con productores rurales.

Amenazas y desafíos para la conservación del jaguar

Lamentó que cuando los jaguares depredan ganado, la respuesta habitual es la eliminación de ejemplares en represalia, lo que constituye una de las causas de muerte más frecuentes de la especie en Yucatán.

Hernández Saint Martin agregó que la desinformación también es un reto, pues en algunas comunidades se desconoce la presencia de jaguares en los montes cercanos, lo que dificulta la valoración y la convivencia con el felino.

El especialista precisó que esta región —que abarca Campeche, Quintana Roo, Belice y el norte de Guatemala— es probablemente el territorio donde se localiza la mayoría de los jaguares de México, gracias a la extensión de la selva maya.

Hernández Saint Martin señaló que en el estado los ejemplares se concentran en zonas periféricas. Detalló que se les encuentra en la costa poniente, en la región de Celestún y El Palmar; en la costa de San Felipe y Río Lagartos hasta el sur de Colonia Yucatán; así como en el oriente, hacia Valladolid, y en el sur, en la sierra de Ticul y la zona Puuc.

Deforestación, una de las amenazas del jaguar
Foto: cortesía

Población y monitoreo del jaguar en Yucatán

Explicó que en estas áreas se han registrado hembras, machos y crías, lo que indica poblaciones activas. También comentó que en ocasiones se detectan machos dispersos en sitios como Chichén Itzá, pero que estos no corresponden a poblaciones estables.

Sobre la cantidad de ejemplares, el experto indicó que no existen cifras definitivas para el estado debido a la complejidad técnica de los censos. Recordó que hubo un esfuerzo nacional para estimar poblaciones, impulsado por la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, aunque aclaró que se trata de aproximaciones.

En el caso de Pronatura, expuso que desde hace más de 20 años se mantiene un monitoreo en un área de conservación de 30 mil hectáreas en el oriente de Yucatán, donde se han registrado alrededor de 80 individuos diferentes en dos décadas.

Añadió que en esa zona se contabilizan entre siete y diez jaguares al año; que los análisis preliminares muestran cierta estabilidad en la población, aunque sin aumentos notables. Con base en estas observaciones, Hernández Saint Martin señaló que en el estado podría haber menos de 200 jaguares, aunque insistió en que se trata de una estimación a grandes rasgos.

El especialista detalló que Pronatura mantiene 21 estaciones de cámaras trampa en la reserva El Zapotal, que funcionan todo el año y permiten identificar a los individuos mediante un catálogo con fichas de cada ejemplar registrado.

Deforestación, una de las amenazas del jaguar
Foto: INAH

Este método ha permitido reunir miles de fotografías no solo de jaguares, sino también de decenas de especies de mamíferos y aves, lo que aporta información sobre la biodiversidad de la región y el comportamiento de sus poblaciones.

Además de los desafíos ambientales, el especialista reiteró la necesidad de reforzar la educación y la información en comunidades que desconocen que conviven con jaguares en su entorno.

Hay localidades enteras que ignoran que tienen a esta especie en sus cercanías. El conocimiento del monte se está perdiendo y eso afecta la percepción que tenemos de nuestra propia biodiversidad”, concluyó.