Luego de reconocer el impacto negativo al medio ambiente en la costa yucateca, donde se han superado las capacidades de carga debido al boom inmobiliario, la Secretaría de Desarrollo Sustentable, Neyra Silva Rosado, informó que se está en vías de actualizar el Programa de Ordenamiento Territorial para esta parte del estado, en busca de poner orden a este crecimiento urbano en la región. "Estamos trabajando en esto, hemos empezado a realizar las mesas de trabajo, con el fin de saber cuáles son las áreas que tenemos que regular", sostuvo.
Indicó que estos desarrollos han traído consecuencias importantes y que, en tal sentido, se encuentran trabajando para darles solución. Adelantó que en unos 15 días se presentará al grupo de investigadores e investigadoras que estarán determinando las necesidades específicas de cada punto de la costa yucateca.
Mencionó, por ejemplo, que una de las afectaciones ha sido la erosión en la playa Progreso, la cual están combatiendo con el traslado de arena de Sisal para mitigar este fenómeno, entre otras acciones.
Programa piloto para el ordenamiento territorial
Silva Rosado dijo que el primer paso para este nuevo plan de ordenamiento territorial es contar con un programa piloto para conocer las condiciones que existen por los impactos de los desarrollos inmobiliarios. Sostuvo que por el momento existen mecanismos y ordenamientos obsoletos, por lo cual es necesario su análisis para poder cambiarlos con estrategias más puntuales frente a la realidad del boom inmobiliario en la costa yucateca.

La titular de la SDS recordó que, en cada punto de la costa del estado, sus necesidades son distintas, y que mientras en un área el tema es la deforestación de manglar, en otra son los tiraderos de basura o el mismo crecimiento urbano desordenado, por lo cual es necesario conocer estas realidades para darles atención.
De igual forma, aseguró que tienen una coordinación cercana con otros órdenes de gobierno, con el fin de dar solución a estos fenómenos que ya han llegado a la entidad.
Impacto del boom inmobiliario en la costa yucateca
El investigador del Centro de Estudios Avanzados (CINVESTAV), Eduardo Batllori Sampedro, coincidió que como consecuencia del boom inmobiliario que ha tenido Yucatán en los últimos años, el impacto al medio ambiente ha sido negativo, especialmente en la costa yucateca, donde se han superado sus capacidades de carga, particularmente en la zona conformada desde Telchac hasta Chuburná Puerto.
Explicó que la capacidad de carga de un ecosistema, que es el máximo número de individuos que un ambiente puede soportar sin degradarse, indica que el ordenamiento ecológico de la entidad habla de una calidad de carga ideal; sin embargo, se ha observado que los desarrollos inmobiliarios no la han respetado, vendiendo terrenos en estas zonas y provocando la deforestación de flora local. Además, comentó que las alturas recomendadas para los complejos departamentales tampoco se han respetado.
Batllori Sampedro advirtió que la aplicación estricta del ordenamiento ecológico en esta zona de alto crecimiento inmobiliario se ha vuelto muy laxa, por lo que se espera que los desarrollos sigan aumentando si no se ponen reglas más firmes. "La zona costera siempre ha sido de interés en muchos sentidos, sin embargo, estos nuevos desarrollos carecen incluso de servicios básicos como agua potable en muchos casos", apuntó.

El especialista explicó que estos fenómenos se dan más en zonas fuera de las áreas urbanas de la costa yucateca, alcanzando zonas veraniegas donde es común que se queden sin el servicio de agua potable. Ante ese panorama, indicó que la solución que han dado las desarrolladoras es abrir un pozo para obtener el vital líquido o abastecer con la ayuda de pipas para llenar cisternas. "Son desarrollos anclados en una alta **vulnerabilidad ambiental", destacó.*
Apuntó que el fenómeno de venta de terrenos para estos desarrollos inmobiliarios ya también se puede observar en San Crisanto, Chabihau y, en menor medida, en Santa Clara o Dzilam.
Protección de áreas naturales y crecimiento urbano
El investigador del CINVESTAV recordó que Yucatán cuenta con cinco áreas naturales protegidas, dos de ellas estatales en El Palmar y Dzilam, donde también existe crecimiento urbano. Esta situación ocurre, aunque a menor escala, en las reservas federales, pero debe regularse lo antes posible.
El Instituto de Movilidad y Desarrollo Urbano Territorial (Imdut) del Gobierno del Estado ha reconocido que la expansión urbana en Yucatán avanza sobre ecosistemas de alta fragilidad ambiental como humedales, manglares, dunas costeras, petenes y selva baja espinosa, principalmente en la franja costera integrada por 13 municipios.
En un diagnóstico sobre el Desarrollo Urbano Territorial para los Asentamientos Humanos Sostenibles, indicó que municipios como Sinanché, San Felipe, Río Lagartos, Tizimín, Ixil, Hunucmá, Dzilam de Bravo, Progreso, Dzidzantún, Dzemul, Celestún, Yobaín y Telchac Puerto concentran los impactos más severos, al albergar ecosistemas de alta vulnerabilidad y zonas naturales protegidas que cubren el 17 por ciento del territorio estatal.

El Imdut reconoció que el crecimiento de los asentamientos humanos se desarrolla bajo un modelo expansivo, disperso y descontrolado, producto de "débiles mecanismos de planeación del desarrollo urbano y regulación del aprovechamiento del territorio".
Hacia un modelo urbano sostenible
A través de políticas públicas, se plantea revertir este modelo mediante la consolidación de un ordenamiento territorial sostenible, que priorice la densificación urbana, el reaprovechamiento de suelo intraurbano y la protección de los ecosistemas frágiles.
El reto, según el Imdut, es avanzar hacia un modelo compacto, ordenado y sostenible, donde los asentamientos humanos crezcan en armonía con los ecosistemas y las actividades productivas del territorio, garantizando la justicia territorial, el bienestar social y la resiliencia ambiental del Yucatán del futuro.