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La Tradición que Trasciende el Tiempo

En el corazón del pueblo, a los pies de la pirámide de los mascarones, volverá a escucharse este Viernes Santo el eco de las trompetas romanas, los gritos del pueblo y la sentencia al Nazareno. Este año, el Viacrucis de Acanceh cumple 45 años de representarse sin interrupciones, incluso durante la pandemia, consolidándose como la escenificación de la Pasión de Cristo más importante y longeva de Yucatán.

Esfuerzo Artístico y Comunitario

Detrás de este esfuerzo está el grupo Renacimiento, conformado por decenas de actores locales que dedican meses a preparar cada detalle. Andrés Medina Chalé, integrante del grupo desde hace 24 años, compartió en entrevista con 24 HORAS Yucatán que los ensayos iniciaron a finales de febrero.

“Este año participan entre 80 y 90 personas en escena”, explicó Medina, quien durante ocho años encarnó el papel de Cristo. “Ahora estoy del otro lado, en la organización, viendo cada detalle con mis compañeros. La experiencia de haber representado a Jesús marcó mi vidal”, recordó.

Para los habitantes de Acanceh, esta representación no es solo un evento religioso. “Después de nuestra fiesta patronal en diciembre, el Viacrucis es la celebración más importante para nosotros. Se ha vuelto parte de la vida cotidiana del pueblo”, explicó Medina Chalé.

Impacto Cultural y Económico

Cada año, miles de personas se congregan para presenciar los juicios, la crucifixión y la muerte de Cristo. Antes de la pandemia, dijo, el evento reunía entre siete mil y ocho mil personas. Este 2025, precisó, se espera una afluencia de aproximadamente cinco mil asistentes.

Además de su valor espiritual y cultural, comentó, la representación también genera una importante derrama económica del pueblo para la comunidad: “Todos se benefician. Es un evento que también impulsa la economía del pueblo”

La jornada iniciará al mediodía con los juicios a Jesús. Posteriormente, se recorrerán las calles con las estaciones del Viacrucis, para culminar en la explanada frente a la pirámide de los mascarones, el sitio arqueológico que enmarca la crucifixión, justo a las tres de la tarde, como lo marca la tradición bíblica.