Exploración de la migración y la identidad

La artista visual Marian Rodríguez debutará con su primera exposición titulada Transcaribe mexicano: mediaciones fortuitas entre patria y exilio, una muestra pictórica que se inaugurará el próximo viernes 18 de abril en la Galería Silvestre, en el centro de Mérida. La exhibición está compuesta por cinco pinturas de gran formato en óleo sobre lienzo y es resultado del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (Pecda).

Rodríguez explicó que su exposición busca traducir visualmente el proceso de transculturación que experimentan los descendientes de migrantes, abordando el caso particular de Cuba. "En mi obra intento plasmar mis vivencias como mexicana y todo lo que escucho y veo a través de los relatos de mi padre sobre Cuba. Él emigró hace muchos años y no tiene intenciones de regresar, lo que también forma parte de la narrativa de la exposición", comentó la artista.

Una reflexión sobre el racismo y la identidad mexicana

La muestra, detalló, explora las historias, los paisajes y las dinámicas sociales de la isla, así como el impacto que la migración tiene en la construcción de la identidad. La ausencia física de Cuba en la vida de Rodríguez no ha impedido que el país tenga una fuerte presencia en su imaginario personal y artístico. "Mi vínculo con Cuba es a través de lo que me cuenta mi familia. Nunca he estado ahí, pero siento que forma parte de mi historia", sentenció.

Además de ser una exploración personal, Transcaribe mexicano también tiene una dimensión social y política. Rodríguez destacó que su trabajo busca visibilizar la diversidad de identidades en Yucatán, en especial la afrodescendencia. "Como hija de un migrante cubano, soy afromexicana por nacimiento. Es importante mostrar que la identidad mexicana es diversa y que no existe una única imagen de lo que significa ser mexicano", subrayó.

El arte como herramienta de visibilidad y denuncia

Una de las piezas de la exposición es Mal Trip en cuadro de castas, una pintura en la que Marian Rodríguez retrata su propio rostro con un enfoque en la lengua, sobre la cual aparece un pequeño cuadro que representa el sistema de castas colonial, en particular la categoría de los mulatos. "Este cuadro es un guiño a la violencia que implica que te digan que el racismo no existe. Es un sistema que ha estado presente históricamente y que sigue afectando nuestras vidas", precisó.

La artista también aborda su experiencia personal con el racismo y la normalización de ciertos términos y actitudes que perpetúan la discriminación. "A pesar de que existen registros históricos y pruebas de la existencia del racismo, muchas personas se empeñan en negarlo diciendo que no existen las razas. Con mi obra quiero cuestionar esa narrativa", expuso.