La Marea Verde Yucatán ha retomado fuerza con una campaña permanente por el derecho al aborto, la autonomía corporal y la salud sexual y reproductiva, impulsada por colectivas feministas, organizaciones civiles y activistas.
Este movimiento exige el respeto a los derechos humanos de las personas con capacidad de gestar y busca visibilizar la urgencia de garantizar sus libertades fundamentales.

Cifras alarmantes sobre maternidades forzadas en niñas y adolescentes
Los datos disponibles confirman la existencia de una crisis de derechos humanos. En 2022, Yucatán registró 118 nacimientos en niñas de entre 10 y 14 años, y 1,541 nacimientos en menores de entre 10 y 17 años.
Estas cifras reflejan un contexto de violencia sistémica que orilla a niñas y adolescentes a asumir maternidades forzadas, sin respaldo institucional ni medidas efectivas por parte del Estado.
🚨 Violencia sexual e inacción del Estado
Detrás de estas cifras hay una realidad cruda: la violencia sexual que queda impune, y un entorno que abandona a las víctimas. El Estado ha fallado en prevenir y atender este tipo de violencias, lo que perpetúa un ciclo que normaliza las maternidades impuestas por violencia.

Exigen respeto a sentencias de la Suprema Corte
Las colectivas feministas reprochan la apertura del Congreso local a grupos antiderechos, quienes, en lugar de enriquecer el debate democrático, han difundido desinformación y atacado el derecho a decidir.
La despenalización del aborto no debería seguir en discusión, ya que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido sentencias y declaratorias de inconstitucionalidad que obligan a legislar a favor de este derecho.
Mientras existan barreras jurídicas, sociales y morales que impidan el acceso a la interrupción legal del embarazo, miles de mujeres, niñas y personas con capacidad de gestar seguirán enfrentando embarazos no deseados en condiciones de vulnerabilidad y violencia.
“La maternidad deberá ser deseada, o no será”, afirman las activistas. La Marea Verde seguirá firme hasta que ninguna persona tenga que vivir la maternidad como castigo, el silencio como única salida o la violencia como destino. El derecho a decidir es también el derecho a vivir con dignidad, señalaron.