Foto: Cortesía

Voz de tinta

Jorge Pacheco Zavala

Asistir a la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) este 2025, ha sido toda una experiencia, mezcla, por un lado, de optimismo expectante, y por el otro, el choque brutal con la realidad al encontrarme con que algunas actividades, lejos de mejorar, al parecer continúan estancadas. Es como si la feria, impulsada por una inercia invisible, debiera auto formularse, sin la creatividad e imaginación que solo puede improntarle la mente humana. Y es que cada vez que me toca participar, busco siempre la forma de recorrerla como lector, porque eso es lo que la Filey es, una feria de lectura y de lectores. La Filey está llamada a ser un ente poderoso de contagio lector, y para lograrlo, hace falta mucha imaginación y creatividad, pues el formato vigente ha comenzado a envejecer; ¿acaso ninguna autoridad se ha percatado de eso?

Recorrí los pasillos con la expectativa de niño en juguetería. Es un deleite andar entre tanto libro, es como asistir a un bufet de literario; pero sin duda mi sección favorita es la de los libros de viejo, ediciones que no son tan fáciles de encontrar. 

Solía visitar de tiempo en tiempo las librerías de viejo en la capital, la última vez que lo hice fue hace seis años, antes de la pandemia. Conseguí un par de primeras ediciones y un volumen bellamente empastado e ilustrado de las obras de Sor Juana. Aquí, en la Filey me encontré con las obras de Salgari, imposible olvidar a Sandokan. No desdeño para nada las nuevas ediciones, pero a mi parecer algunas de las ediciones comerciales carecen de la calidad o cuidado artesanal que posee la literatura clásica. Pareciera que hoy hay prisa por publicar y ser famoso. En mis talleres lo digo siempre, no me interesa ser famoso ni conocido, escribo porque encuentro en el acto una plenitud incomparable. Escribo porque tengo algo qué contar y, al hacerlo, busco que la experiencia sea enriquecedora para ambas partes.

Por otro lado, visitar los diferentes auditorios, me permitió notar la diversidad en la oferta cultural y pseudo cultural literaria, también hay que decirlo sin asustarse, lo cual forma parte de cualquier feria. Me refiero a los escritores de los cinco minutos de fama. Son cometas fugaces, los ves brillar una vez y no los vuelves a ver. Están desde luego los productos alternativos, que no son necesariamente libros, pero que están en el rango semántico del mundo literario. 

Hoy la FILEY es un mundo para navegar. Los que ahí se dan cita buscan encontrar su propia historia, o la historia que les hubiese gustado contar. Lectores en busca de un resquicio de quietud. Lectores en busca de un refugio. Lectores en busca de un mundo que distraiga su propia realidad. Lectores en busca de un libro, cualquiera, y de ser posible, uno que les deje una marca para toda la vida.

Ya veremos lo que nos depara el futuro.. Este jueves 27 me tocó presentar mi volumen de cuento Figuraciones.