Durante la última década, la esperanza de vida de las mujeres en Yucatán ha mostrado un importante aumento, alcanzando en 2024 su punto más alto con un promedio de 78.3 años, mientras que en 2014 era de 77.7 años, de acuerdo con estadísticas del Inegi.
Este crecimiento, según la información, contrasta con la situación de los hombres, cuya esperanza de vida es de 72 años en 2024, ligeramente superior a la de 71.5 años de hace una década, pero con una recuperación más lenta tras la baja provocada por la pandemia de Covid-19.
La diferencia en las expectativas de vida por género contribuye al promedio general del estado, que en 2024 se sitúa en 75 años.
A lo largo de la década, el promedio general de esperanza de vida en Yucatán se mantuvo relativamente estable, en alrededor de 74.5 años hasta 2019, antes de la crisis sanitaria.
La pandemia de Covid-19, sin embargo, desencadenó una abrupta caída en 2020, reduciendo la expectativa promedio de vida a 70.7 años, con un impacto mucho más acentuado en la longevidad masculina, que disminuyó a 67 años, en comparación con 74.9 años en las mujeres.
En 2021, la situación empeoró, llevando el promedio general a un mínimo de 69.4 años, con 65.4 años para los hombres y 73.9 para las mujeres.
A partir de 2022, se observa una recuperación paulatina en la esperanza de vida de ambos sexos y en el promedio general, alcanzando en 2024 los niveles previos a la pandemia: 75 años en promedio, con 72 años para los hombres y un máximo histórico de 78.3 años para las mujeres.
En entrevista con 24 HORAS Yucatán, el médico internista Julio Ramírez Razo reconoció que los factores que explican esta diferencia entre la longevidad femenina y la masculina van más allá de la biología:
“Las mujeres cuentan con una protección cardiovascular temprana debido a los estrógenos, pero también son más diligentes en cuanto a la prevención, y buscan atención médica con mayor frecuencia que los hombres”, sentenció.
Este enfoque preventivo en la salud femenina, consideró, ha sido fortalecido en Yucatán gracias a campañas de detección temprana de enfermedades como el cáncer de mama y cervical, así como a un incremento en el acceso a servicios de salud para las mujeres en Mérida y diversos municipios.
En contraste, los hombres en Yucatán enfrentan barreras culturales y conductuales que afectan su longevidad:
“El consumo de alcohol y tabaco es más alto entre los hombres, así como la exposición a riesgos laborales. Durante la pandemia, esta diferencia fue aún más notoria debido a su predominancia en sectores con contacto social elevado, como la construcción y el transporte”, explicó el Dr. Ramírez.
Para que el aumento en la esperanza de vida de las mujeres sea sostenible y extensible a los hombres, precisó, se requiere fortalecer las campañas de salud preventiva y de educación sobre riesgos específicos, en especial para la población masculina.
El galeno hizo énfasis la necesidad de programas que promuevan la salud mental y el acceso a servicios integrales de atención, tanto para hombres como para mujeres:
“A medida que se extiende la longevidad, es importante que ambos sexos cuenten con una calidad de vida adecuada, y esto implica incluir una mayor cantidad de servicios de salud mental y bienestar”, concluyó.