Las lluvias recientes en el este de España han causado devastadoras inundaciones y más de 150 muertes. Este desastre es resultado de una combinación de factores meteorológicos y humanos, según expertos.
Fenómeno meteorológico de inusual violencia
En la región de Valencia, la más afectada, se registraron precipitaciones equivalentes a un año en pocas horas.
Este fenómeno, conocido como “gota fría”, también llamada DANA —sigla de «depresión aislada en niveles altos»—ocurre cuando una masa de aire frío desciende sobre una de aire cálido.
Tal magnitud puede provocar efectos similares a los de un huracán. Jorge Olcina, profesor de Climatología, vincula este desastre al cambio climático.
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Suelos secos y artificiales
La sequedad de los suelos en las áreas afectadas, producto de años de sequías, explica la violencia de las inundaciones. Los suelos no pueden absorber tanta agua, lo que agrava la situación. Además, muchas zonas en Valencia tienen suelos artificiales que han sustituido los espacios naturales, lo que impide la absorción de agua.
Zona densamente poblada
Las precipitaciones cayeron en áreas densamente pobladas, afectando a millones de personas. La alta densidad de población en el área metropolitana de Valencia, que cuenta con 1.87 millones de habitantes, amplificó el impacto de las inundaciones.
Fuera de casa en hora punta
El momento del día en que ocurrió el desastre también jugó un papel crucial. La lluvia cayó al final de la tarde, cuando muchos residentes estaban fuera de casa. Esto llevó a numerosas muertes, ya que las personas quedaron atrapadas en sus vehículos o en la calle.
Falta de reactividad de las autoridades
A pesar de que la Aemet emitió una alerta roja por la mañana, la Protección Civil envió un mensaje de aviso solo al final de la tarde. Esto generó confusión y un retraso en la respuesta ante la crisis. La falta de comunicación y la necesidad de una cultura del riesgo en España son cuestiones urgentes que deben abordarse para evitar tragedias futuras.
La educación sobre el riesgo es fundamental para que la población sepa cómo actuar ante fenómenos meteorológicos extremos.