En el corazón de una de las zonas de mayor crecimiento de Mérida, Chuburná de Hidalgo conserva celosamente sus tradiciones. A pesar de la urbanización y la modernidad que la rodean, esta colonia mantiene viva su identidad, celebrando cada año fiestas que recuerdan sus orígenes y fortalecen los lazos comunitarios, en este caso, su fiesta patronal.

La fiesta patronal de Chuburná de Hidalgo es un claro ejemplo de esta resistencia cultural. Desde ya y hasta el próximo 15 del presente mes, los habitantes de esta colonia enclavada al norte de la ciudad se reunirán para celebrar a la Virgen de la Asunción, con una serie de actividades que incluyen misas, procesiones, bailes populares, fuegos artificiales y una gran variedad de platillos típicos.

Durante la fiesta, las calles de Chuburná se transforman en un verdadero museo viviente. Algunos vecinos visten trajes regionales, los altares se adornan con flores, y los sonidos resuenan al ritmo de la charanda. Es como hacer un viaje en el tiempo y sumergirse en la cultura yucateca de antaño, en una de las zonas de mayor crecimiento de la ciudad de Mérida.

Si bien es cierto que esta tradicional fiesta toma por sorpresa a los advenedizos que pasan casualmente por las calles temporalmente cerradas por las procesiones, haciéndolos pensar en otros tiempos o incluso en tradiciones en zonas no urbanizadas, esta tradición ha permanecido como la conocemos desde hace relativamente poco, por allá de la década de los 50.

Y es que el párroco de la iglesia de Chuburná, Luis Fernando Góngora Góngora, explicó al equipo de 24 HORAS Yucatán que la historia de la llegada de la imagen de la Virgen de la Asunción, patrona de la colonia, es única en su tipo. Relató que el primer lugar que la albergó fue el Colegio Mérida, centro educativo privado que se encuentra sobre la calle 60 Norte, prácticamente enfrente del TEC de Mérida; de ahí se pasó a lo que hace décadas es su hogar definitivo, este templo católico de estilo colonial que se erige en lo que puede ser considerado el corazón de la colonia.

El sacerdote dice que no es claro de dónde salió la imagen que ahora se venera por la feligresía católica de esta colonia; sin embargo, atribuye que muy probablemente haya salido de la misma catedral, en alguna de sus capillas, para llegar a este punto cardinal de Mérida.

“Sé que esta imagen venía de la catedral, la iban a buscar en peregrinación y en el Colegio Mérida le hacían su fiesta, inicialmente en enero, para el momento de la presentación del Señor en el templo (2 de febrero), pero una vez que se dona la imagen se queda aquí, en donde ni siquiera era parroquia”, recordó.

Dijo que uno de los primeros sacerdotes que vio crecer la tradición de esta fiesta de
Chuburná fue Antonio Carrillo Novelo, primer párroco de Chuburná; le siguió Francisco
Montañez, quien propició la organización de procesiones, novenas e incluso los
tradicionales bailes al compás de la jarana, hecho que se mantiene hasta la fecha.

Comentó que, a pesar del tiempo, se mantiene tanto la tradición como la devoción de un total de seis gremios que se coordinan para esta fiesta que es ya un referente y que al momento ya involucra a las nuevas generaciones para perdurar.

La fiesta sirve como un punto de encuentro para los habitantes de la colonia, fortaleciendo los lazos de amistad y vecindad. Los jóvenes tienen la oportunidad de conocer a los adultos mayores y de aprender sobre las tradiciones de su comunidad, mientras estas personas más experimentadas pasan sus experiencias a las nuevas generaciones.

Esta celebración tiene sus tiempos: primero una procesión de los gremios, posteriormente un rosario, luego una misa y se remata con una pequeña vaquería en donde mestizas y mestizos sacan los mejores pasos a ritmo de jarana en honor a la Virgen de la Asunción.

A pesar de su importancia, la fiesta patronal de Chuburná de Hidalgo enfrenta diversos desafíos, como la falta de recursos económicos de los organizadores o representantes de los gremios, el cambio de costumbres, entre otras situaciones; sin embargo, los habitantes de esta colonia están comprometidos a mantener viva esta tradición y a transmitirla a las futuras generaciones en un espacio que, hasta hace relativamente poco, era una comisaría de la capital yucateca que con el paso de los años se ha convertido en uno de los puntos más neurálgicos de la ciudad.

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