Las asociaciones de defensa de los derechos del colectivo LGTBIQ+ han alzado la voz contra lo que califican como un “falso debate” sobre el género de la boxeadora argelina Imane Khelif en los Juegos Olímpicos de París-2024.
Este debate ha sido impulsado por líderes conservadores, quienes han cuestionado su participación tras un incidente en el ring.
El jueves, la boxeadora italiana Angela Carini abandonó su combate contra Khelif tras solo 46 segundos, durante los cuales recibió varios golpes fuertes.
Este episodio fue ampliamente difundido, lo que llevó a críticas por parte de figuras como la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el expresidente estadounidense Donald Trump. Ambas figuras han cuestionado la elegibilidad de Khelif para competir.
Denis Quinqueton, del Observatorio LGBT+ de la Fundación Jean-Jaurès, ha señalado que estas críticas carecen de legitimidad, enfatizando que solo el Comité Olímpico Internacional (COI) tiene la autoridad para decidir sobre la elegibilidad de los atletas.
Quinqueton argumenta que los líderes conservadores están utilizando la controversia sobre el género para fomentar divisiones y encasillar a los deportistas, creando un “falso debate” que distrae de problemas más urgentes.
En 2023, la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) descalificó a Khelif y a la boxeadora taiwanesa Lin Yu-ting por no cumplir con los “criterios de elegibilidad” de género.
Sin embargo, el COI ha defendido su decisión de permitir que ambas competidoras participen en los Juegos Olímpicos, confirmando que ambas son reconocidas oficialmente como mujeres.
Gurchaten Sandhu, de la asociación internacional Ilga World, ha criticado este tipo de polémicas como un intento de controlar y limitar la identidad de las personas. Según Sandhu, estas controversias sirven como una “táctica de distracción” para desviar la atención de problemas globales como la inflación, la crisis migratoria y el cambio climático.
La controversia sobre el género de Khelif se suma a las críticas ultraconservadoras hacia la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, que incluyó una actuación destacada con drag queens y personalidades queer, evidenciando un contexto más amplio de tensiones sobre la representación y los derechos LGTBIQ+ en el deporte y la cultura.