Inundaciones históricas, récord de incendios forestales, olas de calor sin precedentes, sequías: los eventos extremos se multiplican y se harán más frecuentes en Brasil, advierten expertos.

El peor desastre climático de la historia de Rio Grande do Sul (sur) se cobró al menos un centenar de vidas y arrasó con la economía de ese estado agropecuario, el cual demorará meses e incluso años en recuperarse, según las autoridades, que hablan de la necesidad de “un plan Marshall” de asistencia.

Otras tragedias han golpeado recientemente a Brasil, un país de dimensiones continentales.

El año pasado, fue escenario de 1.161 desastres naturales, más de tres por día en promedio. Ese es un récord desde que comenzaron los registros, en 2011, según el Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden).

La propia geografía brasileña explica en parte esa vulnerabilidad, con regiones que se inundan en el sur y otras que sufren reiterados períodos de sequía, como la semiárida del este. También incide el fenómeno natural de El Niño.

Pero debido al progresivo calentamiento del planeta, los acontecimientos extremos o raros “son cada vez más frecuentes y más extremos, y es de esperar que eso continúe”, dijo a la AFP José Marengo, coordinador de investigación del Cemaden.

– Predicciones “ignoradas” –

El cambio climático “ya no es más un tema de discusión científica: salió de los libros y se hizo realidad”, declaró a la AFP Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, que integran más de un centenar de organizaciones ambientalistas y de investigación.

Las precipitaciones extremas en Brasil causaron el año pasado al menos 132 muertos y más de 9.000 heridos, mientras unas 74.000 personas perdieron sus hogares, según el Cemaden. Los daños materiales se estimaron en más de 5.000 millones de reales (USD 1.000 millones).

En Rio Grande do Sul, el balance probablemente será peor que en todo 2023: el saldo preliminar de las inundaciones reporta 100 muertos y 130 desaparecidos. El número de damnificados y de pérdidas económicas aún son incalculables.

En años recientes, inundaciones golpearon también la ciudad de Recife (Pernambuco, noreste) y los estados de Minas Gerais (sureste) y Bahía (noreste).

Estas lluvias extremas en el sur de Sudamérica son una predicción recurrente de los modelos climáticos desde hace décadas, según el Observatorio, y esa información es “ignorada por los sucesivos gobiernos estatales”, lamentó Suely Araújo, coordinadora de políticas públicas de la plataforma.

“Mientras no se comprenda la relevancia de la adaptación (al cambio climático), estas tragedias seguirán ocurriendo, cada vez peores”, subrayó Araújo.

– Incendios y deforestación –

Las emisiones de dióxido de carbono al medioambiente son las principales responsables del calentamiento global.

La reducción de los bosques debido a la deforestación para la ampliación de actividades agropecuarias merma la capacidad de absorción de esos gases de efecto invernadero.

Pero el fuego continúa haciendo estragos.

Entre enero y abril se registraron más de 17.000 incendios forestales, más de la mitad de ellos en la región amazónica, donde aumentaron 153% en un año, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales brasileño (INPE).

La Amazonía, la mayor selva tropical del planeta, sufrió además el año pasado una sequía histórica.

Un dato positivo: en su primer año de mandato, en 2023, el gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva redujo a la mitad la deforestación en la Amazonía, luego de que se disparara durante la gestión de su predecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.

© Agence France-Presse

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