Fotografía: Edgar Muñoz

Para miles de estudiantes y personal académico de los Campus de Ciencias Sociales y Exactas de la UADY, el uso diario del transporte urbano se ha convertido en una prueba de resistencia

Las saturaciones en horas pico, las largas esperas y la limitada disponibilidad de rutas complican sus jornadas. 

Aunque el servicio de Circuito Universidades fue implementado recientemente buscando aliviar estas dificultades, muchos usuarios siguen insatisfechos.

En un sondeo reciente, los usuarios expresaron su frustración con el sistema actual. 

“Tenemos que levantarnos poco antes de las 5:00 de la mañana para arreglarnos, desayunar y acudir el camión de la colonia para llegar al centro a las 6:00, porque si llegas 6:15 ya la cola es muy larga y difícilmente llegas puntual a tu clase” indica Ilse, estudiante de la Facultad de Educación.

En el Campus de Ciencias Sociales, Económico-Administrativas y Humanidades de la UADY, a pesar de contar con dos rutas principales – el Circuito Universidades y la Ruta II Alemán – los problemas persisten. 

La Ruta II Alemán, que es la única que accede directamente al campus, ve intervalos de 20-25 minutos entre autobuses en horarios normales, un desafío especialmente agudo durante las mañanas cuando los estudiantes comienzan clases a las 7:00 AM.

Por otro lado, Robert Méndez, del Campus de Ciencias Exactas, señala que, aunque hay más rutas disponibles, como las de Francisco de Montejo e Ibérica, el problema principal sigue siendo la saturación en el centro de la ciudad.

Un estudio interno reveló que más del 70% de los estudiantes dependen del transporte público, con un tiempo de espera promedio de 30 minutos en horas pico. 

Según René Flores Ayora, experto en transporte urbano, “la clave está en la integración de servicios y en la adaptación de horarios y rutas que reflejan las necesidades específicas de los usuarios”. 

Propone explorar sistemas de transporte alternativos como bicicletas compartidas o incluso vehículos autónomos en el campus y la creación de rutas alimentadoras y rutas diametrales para no tener que concentrarse en el centro.

Además de estudiantes, docentes como la profesora Ana Márquez, quien indica que también sufre estas problemáticas: “Llegar a tiempo se convierte a menudo en una carrera contra el reloj“. 

El estrés generado por los problemas de transporte no sólo afecta la puntualidad sino también el rendimiento académico y la salud mental de los estudiantes. Es imperativo que la universidad considere estas variables para fomentar un entorno académico más saludable y productivo.

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