Fotografía: Gobierno de Yucatán

El puerto de Sisal, uno de los siete Pueblos Mágicos de Yucatán, está en riesgo de perder su encanto natural ante la voracidad de la modernidad e infraestructura hotelera, asegura la activista y guía de naturaleza de este lugar, Hilda Crespo

Dijo que la costa yucateca no es susceptible para ese tipo de hoteles por el tipo de suelo kárstico que genera una alta filtración en el subsuelo y crea oquedades que afectarán a esas propiedades.

Explicó que lejos de ayudarle a Sisal le está perjudicando el nombramiento de Pueblo Mágico, porque si bien llegan más turistas a visitarlo, también su costa está siendo acosada por desarrolladores que pretenden invadir zonas de anidación de tortugas, playas vírgenes, manglares donde habitan varias especies incluidas las de cocodrilo (lagarto).

“En realidad, no hay ningún beneficio como tal a pesar de que lo proyectan como destino nacional e internacional, pero el título de Pueblo Mágico está siendo sobreexplotado comercialmente y a la población, acostumbrada a vivir de manera tradicional, hoy se cuenta con una creciente población de extranjeros”, expuso.

Dijo que esa sobrepoblación lo que está ocasionando es que ya “comencemos a sentir falta de suministro de agua, de corriente eléctrica con apagones, caídas constantes de señal de Internet”.

Entrevistada durante su participación en el Tercer Foro de la Sostenibilidad, la Industria y el Turismo 2024, la activista dijo que a Sisal lo volvieron Pueblo Mágico “sin ningún plan de crecimiento y sin que nadie le indique a los pobladores lo que venía”.

Agregó que con la llegada de hoteles, perderá el detalle de lo que le motivó a ser pueblo mágico, los restaurantes de lujo desplazan a las loncherías y la gente ya no encuentra esas pequeñas cocinas donde acudía por su ceviche o su pescado frito.

“Ahora es negocio de empresarios y nuestra gente se queda sin su ingreso”, dijo al hacer notar que al tiempo que defiende las tradiciones del pueblo se mete en la defensa de la naturaleza que rodea al Puerto y, al mismo tiempo está al frente de una cooperativa que agrupa a 150 pescadores.

La activista también dijo que el hábitat de los cocodrilos está seriamente amenazado por los desarrolladores que quieren instalarse en la playa donde, de concretarse, no hay manera de salvar a las especies endémicas de flora y fauna.

Por su parte, Salvador  Castell, director de Va por la Tierra, explicó que el suelo yucateco específicamente en la zona de la costa no debería haber ningún tipo de construcción, o sea, legalmente son áreas Ramsar y hay un decreto de hace tres unos años, que presentó la entonces secretaria de Desarrollo Sustentable del Estado, Sayda Rodríguez, que firmó el gobernador Mauricio Vila, que protege del carbono azul.

“La reserva de carbono azul es importantísima ya que por metro cuadrado un bosque fija un carbono, pero un metro de carbono azul, que pueden ser mangle, turberas, pantanos, etcétera, fijan hasta 50 veces más carbono que un metro de bosque”, explicó.

En el caso de Sisal -agregó- con un alto potencial turístico como un Pueblo Mágico, no puede ser un sitio donde se asiente un hotel. 

“Yo particularmente creo que si vamos a estar hablando de turismo comunitario, social, mágico, deberíamos respetar los usos y costumbres de las mismas. Este uso normal de sus tradiciones y yo estoy seguro que el gran hotel no es lo que nos representaría como un proceso de trabajo comunitario”, apuntó.

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