Fotografía: Cuartoscuro

En los últimos años Yucatán ha atestiguado un significativo aumento de casos de maltrato animal. Expertos atribuyen estos actos a factores como trastornos disociales, así como a personas que los cosifican y son ajenas a sus emociones. Pese a lo anterior, estos actos “no pueden ser exculpados”.

Rescatistas independientes aseguran que durante los años posteriores a la pandemia del Covid-19 los reportes de maltrato han repuntado en un 80 por ciento, prueba de ello es el caso del perro “Negrito”, que como hemos informado, fue atacado el domingo con un machete, perdiendo una de sus extremidades.

María del Carmen Montenegro Núñez, profesora de la facultad de Psicología de la UNAM, menciona que este tipo de conductas no son algo nuevo, pues en la sociedad existen varias creencias que han llevado a las personas a maltratar animales.

“Por ejemplo, en el pasado, durante las fiestas de Halloween o el Día de Muertos, se sacrificaban gatos y perros negros”, detalló. Lo anterior nos remonta al 2020, cuando un gato crucificado fue hallado en el puerto de Progreso, presuntamente utilizado en un ritual satánico.

Si bien, estos actos han indignado a la sociedad y dado lugar a numerosas campañas que han generado conciencia, aún persiste una considerable cantidad de violencia hacia los animales en Yucatán. Todavía hay quienes mantienen a sus perros en las azoteas o amarrados sin sombra, comida o agua.

Montenegro Núñez explicó que existe el trastorno disocial, que suele manifestarse antes de los 18 años y cuyas características incluyen el causar sufrimiento a los animales. Sin embargo, aclaró, no todas las personas que hacen sufrir a los animales padecen de este trastorno.

Al ser cuestionada sobre si dichas conductas podrían considerarse las de un futuro asesino, la académica enfatizó que no hay violencia menor, no obstante, no necesariamente sería el caso. En la mayoría de los casos, el maltrato se debe a una insensibilidad irracional.

“Estos casos suelen ocurrir con mayor frecuencia en zonas marginadas donde las personas carecen de educación e información. Existe una falta de conciencia, lo que lleva a cosificar a los animales y a ser indiferentes hacia sus emociones y sufrimiento”, detalló.

Pese a que en Mérida se ha tenido conocimiento de maltrato a animales, la zona que concentra el grueso de casos se sitúa después de su periferia. Resalta la situación del municipio de Tekax, en donde un individuo zoofílico violó por lo menos a dos canes, hasta la fecha sin consecuencia.

Juan Manuel Contreras

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