Para la maestra en psicología Marilú Ancona Rosas, el suicidio es un problema de salud pública que debe ser atendido, por lo que la socialización de las líneas de atención es de vital importancia para abordar este fenómeno que continúa lacerando al estado. 

Yucatán, recordó, se ubica en el primer lugar a nivel nacional en cuanto al fenómeno suicida, el cual considera un grave problema de salud pública. En 2022, precisó, el estado registró 364 casos, prácticamente uno al día.

El suicidio, destacó, es un fenómeno complejo y multifactorial, es decir, no hay una sola causa para que una persona se quite la vida, sino un conjunto de situaciones personales y externas que sobrepasan al individuo.

Yucatán, continuó, se dice que es el estado más pacífico en el que no hay tantos homicidios. En 2022 fueron 54 homicidios, resultado una tasa de dos por cada 100 mil habitantes, pero tuvo la mayor tasa de suicidios con 26.9.

“Son muchos los factores que inciden en la conducta suicida: Enfermedades mentales, situaciones familiares, violencia, acoso, bullying, pobreza, alcoholismo, drogadicción o desempleo. Una amplia gama de situaciones”, externó la fundadora del grupo “Ancla de Esperanza”.

Yucatán, mencionó Ancona Rosas, ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil, lo que deriva en que los niños y las niñas crezcan con muchos problemas que a la larga podrían llevarlos a la depresión y eventualmente una muerte por suicidio.

“Esto no significa que una persona que tenga estos factores se vaya a quitar la vida; u otra que tenga ciertos beneficios no pueda hacerlo. Hay otros factores como baja autoestima, por ejemplo”, aclaró.

La persona que piensa en quitarse la vida, comentó la experta, es una que está sufriendo mucho. El suicidio, dijo, es ambivalente, por un lado, no quieren morir; y por otro no quieren seguir viviendo con ese sufrimiento. 

Servicios insuficientes

“Otra de las problemáticas que acarrea el fenómeno suicida es el estigma que rodea a la salud mental, lo que causa que en muchas ocasiones las personas no busquen ayuda”, lamentó la psicóloga, quien también es integrante de la Asociación Yucateca de Suicidología.

Esto se debe, prosiguió, a que los servicios de salud pública no suelen ser suficientes; y los privados son costosos, por lo que no todas las personas tienen acceso a ellos. 

Señaló que tras la pandemia del Covid-19 el gobierno del estado puso en funcionamiento una línea de apoyo emocional 24/7. Sin embargo, falta dar difusión a dicho servicio gratuito.

En ese sentido, Marilú Ancona explicó que uno de los objetivos de la Asociación Yucateca de Suicidología radica en conocer lo que se está haciendo en el estado en cuestión de prevención, intervención y posvención de la conducta suicida.

“Es un hecho que tanto instituciones públicas como privadas están trabajando en esta temática desde hace muchos años, pero muchas veces le falta difusión”, reiteró.

El fenómeno en los medios

Sobre la manera en la que se abordan estas situaciones desde los medios de comunicación, la maestra Marilú Ancona destacó que la Organización Mundial de la Salud cuenta con un protocolo para ello.

“Hay un lenguaje que está cambiando para no estigmatizar este problema. Ya no se dice ‘el suicida’, sino la persona que murió por suicidio”, precisó.

La prensa, subrayó, juega un papel de suma importancia en la prevención del suicidio, pues existe lo que se conoce como Efecto Werther, que es la imitación del acto.

Esto surge, detalló, cuándo se escribió el libro “Las penas del joven Werther”, el cual termina con el protagonista quitándose la vida. A raíz de esto, relató, hubo un aumento de suicidios, incluso de personas caracterizadas como el personaje.

“Proponemos que la prensa sea una herramienta de prevención que propicie el Efecto Papageno, es decir, generar esperanza”, exhortó.

Una propuesta de la Asociación es que los casos de suicidio no se publiquen en la sección policiaca, sino en la de salud, pues se trata de un problema de salud pública.

De acuerdo a la OMS, nueve de cada 10 personas dan señales previas a quitarse la vida, algunas veces con frases que se minimizan o descalifican: “Estoy cansado de vivir”; “esta vida no tiene sentido”.

Juan Manuel Contreras

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