En el corazón de Yucatán, dos comunidades celebran la Semana Santa con rituales que reflejan siglos de tradición religiosa. Los Viacrucis de Baca y Acanceh son eventos que atraen a fieles y visitantes en busca de una experiencia espiritual y cultural.
Baca, municipio ubicado a 40 minutos de Mérida, es conocido por su Viacrucis, una procesión que recuerda la Pasión de Cristo.
Este evento, que se lleva a cabo el Viernes Santo, atrae a miles de fieles de toda la región, así como a turistas interesados en presenciar esta manifestación de fe y devoción.
La procesión comienza en la iglesia de San Juan Bautista, una construcción colonial que sirve como punto de partida para los participantes.
Los devotos recorren las calles empedradas del pueblo, llevando cruces y retratos de Cristo, mientras rezan y entonan cánticos religiosos. A lo largo del camino, se detienen en catorce estaciones que representan los eventos más significativos del camino de Jesús hacia la crucifixión.
La atmósfera es de solemnidad, con momentos de reflexión y oración. Los habitantes de Baca se unen en este acto de fe, compartiendo la carga simbólica del sufrimiento de Cristo y renovando su compromiso con sus creencias.
En las cercanías de Baca, otro Viacrucis destaca por su riqueza cultural e histórica: el Viacrucis de Acanceh.
Esta comunidad, famosa por su legado arqueológico maya, también es conocida por su tradición católica, que se manifiesta de manera vívida durante la Semana Santa.
El Viacrucis de Acanceh se distingue por una fusión de elementos prehispánicos y católicos. La procesión, que se lleva a cabo el Jueves Santo, recorre las antiguas calles del pueblo, pasando por sitios arqueológicos mayas como la Pirámide de los Mascarones y la plaza principal.
Tanto el Viacrucis de Baca como el de Acanceh son testigos de la conexión entre la fe, la cultura y la historia en Yucatán. Estos eventos no solo son expresiones de devoción religiosa, sino también promueven el respeto entre diferentes tradiciones.
Juan Manuel Contreras