Fotografía: Gobierno de Yucatán

Gonzalo sostuvo un noviazgo de siete años con Paloma, durante ese lapso y los primeros tres calendarios, ya como esposos, recurrieron a los medicamentos anticonceptivos para evitar anticipar su paternidad. Todo lo planearon con amor para tener un tiempo para aprender a ser esposos y luego padres.

Cumplido el tiempo, ya sin cuidados para embarazarse, dejaron que la vida decida cuando sucedería, pero luego de varios meses de espera la cigüeña no se detenía en su hogar, entonces buscaron ayuda profesional para lograr concebir, pero a pesar de ello, el intento resultó poco útil.

“Cuando vimos que no podíamos concebir, nos sentíamos derrotados, pero también era difícil reconocer la derrota, ya que todo lo planeamos desde el noviazgo, decidimos cada uno de los tiempos para cada cosa y todo salía de acuerdo a los planes, pero esto definitivamente no estaba presupuestado así” dijo ella.

Contó que su esposo fue quien un día llegó con unos folletos de un consultorio psicológico para olvidar lo sucedido y abrir la posibilidad de adoptar

“La propuesta me hizo pensar mucho, los pros y contras, me enfoqué demasiado en los contras y me estaba cerrando, negando a esa posibilidad porque ¿qué tal y si…? , ¿Y si nos resulta…?, es decir, cosas malas”

“Platicamos mucho, y con un poco de ayuda de los psicólogos, tomamos la decisión de adoptar y fuimos a la entonces Prodemefa, hoy Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Yucatán (PRODENNAY)” agregó.

Gonzalo comentó que el trámite fue relativamente rápido, pero en ese entonces lograron una bebé de tres meses de nacida, luego de tres años de espera con esas características, pero lo lograron.

“¿Vas tú a creer que cuando nos dijeron que ya había una niña en camino, llegaba otra en la matriz de mi esposa?, pues de manera milagrosa, mi mujer comenzó con mareos y empezó a sentir algo en su panza, fuimos al médico y nos confirmó que ya había un ser en gestación, ya después supimos que era niña y las dos nacieron el mismo año, así que el destino y Dios así lo quiso, las amamos a las dos” contó el orgulloso padre de dos estudiantes de secundaria.

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