Desde el inicio de la guerra miles de mujeres embarazadas en la Franja de Gaza se han visto obligadas a dar a luz usando la linterna de un teléfono y, tan solo unas horas después, regresar a una tienda de campaña sin nada que comer.

Asmaa Ahmed, de 31 años, dio a luz hace cuatro meses al pequeño Faraj en la escuela donde se refugiaba en la Ciudad de Gaza.

“Tenía mucho, mucho miedo de perder al bebé” debido a que “mi embarazo era de riesgo desde el principio”, explica, y a que “la situación se agravó” cuando la familia tuvo que abandonar su domicilio por los combates.

Al no haber electricidad, el parto se produjo “a la luz del teléfono móvil” y hubo que cortar el cordón “con unas simples tijeras”, contaron el médico, Mahmud al Af, y la enfermera, Baraa Jaber.

Las embarazadas, unas 52.000 en la Franja de Gaza según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son especialmente vulnerables desde que comenzó el conflicto entre Hamás e Israel hace casi cinco meses.

La guerra fue desencadenada el 7 de octubre por el sangriento ataque del movimiento islamista palestino que dejó 1.160 muertos en el sur de Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales israelíes.

A pregnant Palestinian woman (C) displaced from northern Gaza stands in a warehouse where she is taking shelter in Rafah, in the southern Gaza Strip, on February 29, 2024, amid ongoing battles between Israel and the Palestinian Hamas movement. – Ahead of International Women’s Day on March 8, aid workers and medics say Gaza’s around 52,000 pregnant women — a World Health Organization estimate — are among those endangered by the collapse of the health system amid the ongoing war. (Photo by AFP)

– “Peor que en el infierno” –

Samah al Helu, de 21 años, necesitaba una “intervención quirúrgica” para su parto pero tuvo que esperar “dos semanas” porque “no había doctores, ni camas, ni quirófano”.

Cuando su hijo Mohammed nació el 10 de febrero, “el doctor nos devolvió” a la tienda de campaña en la que su familia, que huyó de los combates en la Ciudad de Gaza, estaba refugiada en Rafah, en el extremo sur del territorio asediado.

La vida en “el frío” es “peor que en el infierno”. “Creí que iba a perder a mi hijo”, afirma.

Solo 12 de los 36 hospitales funcionan parcialmente en la Franja de Gaza, donde las operaciones militares israelíes en represalia por el ataque del 7 de octubre ya han dejado 30.631 muertos, principalmente mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Hamás.

En el sur, donde viven más de 1,5 millones de personas, muchas de ellas desplazadas por la guerra, solo quedan cinco salas de partos en el hospital Emiratí de Rafah.

Además, falta material debido a que la escasa ayuda que entra en el territorio. El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) afirma tener más de 62 palés de material necesario para el parto esperando en las puertas de Rafah, en la frontera egipcia, a que las autoridades permitan su entrada.

Raphael Pitti, médico anestesista-reanimador francés, terminó hace poco una misión encomendada por una oenegé en el sur de Gaza.

Palestinian children play with traditional “fanous” lanterns as Muslim devotees prepare for the start of the holy fasting month of Ramadan, in Rafah town in the southern Gaza Strip on March 2, 2024, amid ongoing battles between Israel and the militant group Hamas. (Photo by SAID KHATIB / AFP)

“Cuando las mujeres dan a luz, se ponen en pie y sus familias vienen a buscarlas”, cuenta. “El hospital no puede dar cita” para el seguimiento debido a la cantidad de gente, añade.

Y aunque es extremadamente difícil cuantificar el exceso de mortalidad entre las embarazadas, afirme que vio “a una mujer diabética embarazada de siete meses” que “desarrolló complicaciones relacionadas con la falta de insulina”. “Su bebé nació muerto y ella falleció a la mañana siguiente”.

Según testimonios recabados por la AFP, algunas mujeres tuvieron que dar a luz en la calle o en el piso del hospital.

Ante estas deplorables condiciones de higiene, la ONU distribuyó miles de kits para partos independientes, que contienen sábanas desechables y material estéril para cortar el cordón umbilical.

Según un informe del UNFPA publicado en febrero, las mujeres embarazadas suelen llegar a término con infecciones genitourinarias que comprometen la salud de sus recién nacidos.

Displaced Palestinian women carry a makeshift white flag and belongings as they flee the Hamad City area in Khan Yunis in the southern Gaza Strip on March 5, 2024, amid the ongoing conflict between Israel and the Hamas movement. (Photo by AFP)

– Severa inseguridad alimentaria –

En ese contexto, Malak Shabat, de 21 años, embarazada de ocho meses y desplazada en Rafah, confiesa su “miedo a dar a luz”.

“Antes de la guerra, los hospitales atendían a las parturientas, había incubadoras para los bebés”, agregó.

Embarazada de trillizos, Rou’a Sindawi, de 20 años, vive con otras 20 personas en una carpa de Rafah. Sufriendo vértigos incesantes, dice que “solo comió proteínas una vez”, unos huevos, “desde el inicio de la guerra”.

Como ella, 95% de las mujeres encintas o lactantes enfrentan una situación de inseguridad alimentaria severa, según Unicef.

“Hay muchas crisis en la región que son catastróficas para las embarazadas”, pero en Gaza “es peor que una pesadilla” debido a “la densidad de la población y al hecho de que no hay a dónde ir para estar a salvo”, explicó a AFP Dominic Allen, representante de UNFPA en los Territorios Palestinos.

Al acercarse el Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, Abir Abu Abadi, de 34 años, quien vive en un campamento improvisado en Rafah, dice que “no hay nada que celebrar” el 8 de marzo mientras las mujeres de Gaza -de las cuales al menos 9.000 han muerto desde el 7 de octubre, según ONU Mujeres- viven “el horror de los bombardeos”.

© Agence France-Presse

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