Fotografía: Especial

El Lago de Cuitzeo se está secando. A este embalse de agua le urgen acciones concretas y sostenibles para empezar su recuperación, que según los expertos, de aplicarse un programa integral de rescate, los primeros signos positivos se podrían comprobar en 10 años, siempre y cuando los planes de restauración se mantengan con presupuestos etiquetados y se establezcan metas claras y medibles. 

El reto es grande, pues ya se sabe que deben intervenir los tres órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal, pero esto, en México, siempre termina por fragmentarse. Por eso, problemas como estos, son sempiternos en el país. 

En 2022 se puso en marcha una iniciativa de restauración, pero muy poco se ha avanzado.

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) presentó el Plan Emergente para la Rehabilitación del Lago de Cuitzeo: saneamiento ante la degradación y contaminación. 

La dependencia federal precisó que el objetivo es establecer una ruta de acción conjunta para atender el problema del Sistema Lacustre de Pátzcuaro, así como recuperar el volumen hídrico y saneamiento del Lago de Cuitzeo. 

Al respecto se plantearon cuatro ejes: 

1. Promover sistemas productivos sostenibles que incorporen buenas prácticas para la conservación del suelo, uso eficiente del agua y los recursos forestales pesqueros. 

2. Contar con un planeación urbana territorial estratégica que detenga y revierta los problemas asociados a la expansión de la mancha urbana. 

3. Fomentar industrias limpias y responsables que cumplan con la normatividad sobre calidad de agua, manejo adecuado de los residuos peligrosos, ahorro, limpieza y reuso de agua en sus procesos. 

4. Promover la restauración y conservación de los ecosistemas terrestres y acuáticos, previniendo y revirtiendo procesos de deterioro como la deforestación de los bosques, la erosión del suelo, el azolve del lago y la proliferación de malezas acuáticas. 

Vale precisar que estos ejes han estado en las mesas de diagnóstico de otros gobiernos, pero se desarticularon por falta de presupuesto, por cambios de poderes y por falta de voluntad política. Cada sexenio. 

Este cuerpo lacustre –con 400 kilómetros cuadrados de superficie, es el segundo más grande del país después del Lago de Chapala–, ha sido impactado severamente por la tala clandestina, la excesiva extracción del agua para uso en la agricultura y ganadería, por descargas del drenaje urbano, contaminación por los residuos de las industrias químicas, porcícolas y de papel, así como por fenómenos vinculados al cambio climático (sequías extremas y altas temperaturas). 

La cuenca de este lago la conforman 27 municipios, de los cuales 22 corresponden al estado de Michoacán y 5 a la entidad de Guanajuato; dichas localidades carecen de un sistema integral de tratamiento de aguas residuales por lo que tienen como depósito final este cuerpo de agua, del cual dependen más de 200 mil personas vinculadas a las actividades de pesca, turismo, agricultura y ganadería. 

La deforestación en esta región es otro de los graves problemas que no sólo acelera la erosión de suelo y provoca intensas tolvaneras (que originan diversos males gastrointestinales, respiratorios, cutáneos y oculares), sino que impacta severamente a los ecosistemas y perturba el clima. 

De acuerdo con el Plan de Desarrollo Integral del Estado de Michoacán 2015-2021, la entidad ocupa el cuarto lugar a nivel nacional por suelos erosionados con una tasa de deforestación en promedio anual de 66 mil 700 hectáreas por actividades agrícolas y ganaderas. 

Según pobladores y expertos en materia hidráulica me aseguran que, el problema empezó hace más de 40 años, y se ha venido agudizando por la falta de planeación urbana y por la tolerancia y omisión de las dependencias de los diferentes ámbitos de gobierno que dejan que el ecocidio avance. 

Además, la construcción de dos autopistas dejó prácticamente partido a la mitad al lago, por lo que una parte posee agua y la otra se encuentra casi desértica. 

Integrantes de la Asociación Civil Amigos del Lago de Cuitzeo han señalado que este embalse natural cuenta con un 10% de agua (con profundidades entre 80 centímetros a un metro), debido al irregular manejo del recurso; sólo en el mes de noviembre las lluvias le permiten una leve recuperación, pero el resto del año el 90% del líquido se evapora, entre otros factores por el cambio climático, cambios de uso de suelo y la tala ilegal de mezquiteras. 

Cabe precisar que dicha organización social solicitó a las autoridades de la Federación delimitar la zona federal del lago sin disminuir su superficie –ya que esto provocaría asentamientos ilegales y el arrasamiento de la masa forestal–, y piden que sean reubicadas las familias que han invadido el vaso del lago. Además, demandan que el Lago de Cuitzeo sea declarado Zona de Restauración Ecológica, que se reestructure el Consejo de la Cuenca y se construya un vivero de plantas endémicas (como es el caso de los mezquites) para restaurar el embalse natural. 

Hasta ahora no hay acciones a fondo, y lo más grave es que cada vez está más cerca el día cero. Ojalá nunca ocurra. Estamos a tiempo.

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