Gracias a sus propiedades medicinales, las abejas meliponas se han convertido en una oportunidad laboral y económica para las familias yucatecas, tal es el caso de Anselma Chalé Euán, quien, junto con su hija, transforma la materia prima para elaborar diferentes productos.
Originaria de la comisaría meridana de Xcunya, doña Anselma es considerada protectora de las también llamadas abejas sin aguijón, especie nativa de la región conocida por su producción de miel y propóleos con ventajas para la salud.
“Desde chiquitita aprendí a trabajar con ellas, a mí me encanta estar en contacto con la naturaleza, ellas polinizan, le dan vida a la madre tierra”, indicó la productora en entrevista para 24 Horas Yucatán.
“Desde pequeña mis papás lo trabajaban y estoy consciente de que ellas son parte fundamental para el planeta, además entre sus bondades es que la miel que producen nos cura y se convierte en una miel medicinal”, explicó.
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“La miel sirve para los ojos, es buenísima contra las cataratas y hemos hecho derivados de la miel de melipona que es polen, jarabe de polen, multivitamínico; el propóleo también es bueno para la garganta, tenemos cremas botox para faciales a base de miel, bálsamo de labios, jabones y todo esto lo combinamos con plantas medicinales, por eso estamos agradecidas con la madre Tierra”, precisó.
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El enfoque emprendedor de Anselma también contribuye al desarrollo de la comunidad y la promoción de prácticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.
“Para mí es importante cuidar a las abejas porque el día que ellas dejen de existir también nosotros como seres humanos no vamos a tener comida ni oxígeno porque siempre he dicho que hay que cuidarlas; son polinizadoras en todo el mundo, son parte importante y las meliponas más porque son muy selectivas con su flor”, expresó.
Por último, resaltó que espera que su trabajo sirva de inspiración a más personas para encontrar oportunidades en la naturaleza y promover el desarrollo económico y social de la región.
“Así como ellas nos dan pues nosotras también les damos, nos beneficia para nuestro hogar, lo que nos haga falta lo compramos cuando aprovechamos su miel transformándolo en productos”.
Irving Gil
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