Tener buen pulso y manejo de la letra cursiva, son los elementos principales que todos los días pone en práctica Alejandro Hernández, artesano de pirograbado.
Se instala en la Plaza Grande de Mérida para ofrecer souvenirs a los turistas nacionales y extranjeros que llegan a la capital yucateca en la temporada vacacional de verano. Una muestra de su trabajo comienza a escribir sobre artesanías de piel, piedra, madera y hasta en tela.
“Cuando el turista compra alguna de mis piezas, le pregunto si quiere que le escriba su nombre y su país, se lo personalizo para que se pueda llevar un buen recuerdo de nuestro Yucatán”, expresó.
Indicó que es un trabajo que requiere mucha dedicación y empeño para no “quemar” el material, “si es complicado, porque hay que trazar y medir, para a la hora de grabar, hacerlo lo mejor posible y que las letras no se vayan de lado, hay que tener buen pulso, buena caligrafía y que te guste escribir”.
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Don Alejandro, como le dicen sus compañeros artesanos, hace 22 años que se dedica a este oficio, pero ¿cómo nació el gusto por este trabajo artesanal?, “desde la escuela a mí me gustaba escribir en cursiva, practicaba mucho la caligrafía y eso lo llevé hasta la madera, la piel es una técnica artesanal que no ha muerto lo que se requiere es que haya personas que les guste y lo trabajen, es un oficio de mucho tiempo”, explicó.
¿Y que se requiere para plasmar la letra cursiva en piezas artesanales?, “una maquinita, un transformador que tiene varios niveles de potencias hasta que se vaya calentando la aguja, en la escritura no es necesario que el pirógrafo tenga mucha fuerza, cuando se calienta la punta es cuando hay que aprovechar para escribir en cursiva, ahí sale el talento del pulso”, precisó.
Por último, resaltó que este oficio se mantiene vivo debido a que la técnica del pirograbado representa el arte de la escritura, “para escribir en cursiva con un agua de puta caliente, si es todo un reto, pero uno se acostumbra y cada vez se va mejorando la técnica todo está en la práctica, así le podemos dar un poquito de Yucatán y el talento que tenemos en las manos a los que nos visitan”.
Irving Gil
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