Es una realidad la contaminación en el acuífero del estado, donde se han detectado metales pesados, insecticidas y otros contaminantes, que no solo están en el agua, sino en los organismos, lo que se ha constatado en muestras biológicas como la sangre o la leche materna, destacó Yameli Aguilar Duarte, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap).
Dijo que hay múltiples investigaciones que dan cuenta de lo anterior; por ejemplo, se reportan plaguicidas organoclorados, DDT, aldrín, diendrín y otros, muchos son insecticidas y se han detectado en personas que viven en comunidades rurales cercanas a los cenotes.
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“Pero no son los únicos expuestos, porque todos lo estamos. Los metales pesados son elementos químicos, su nombre lo dice, muy densos, que en concentraciones pequeñas pueden ser perjudiciales, tanto para los ecosistemas como para los organismos”.
“Se ha detectado arsénico, plomo, cadmio, mercurio y níquel. Por ejemplo, la gente de la UNAM ha reportado concentraciones en humedales por arriba de las normas oficiales, porque a la zona costera llegan las descargas naturales, como de aguas residuales”, expuso.
Dijo que esta problemática también se da en la ciudad, porque se trata de muchos procesos químicos a través de los cuales se generan metales pesados y también estamos expuestos mediante ciertos productos de la industria, pintura, la misma actividad de los vehículos, aceites, grasas, alimentos, pero todo se va al agua, como desecho y basura.
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Todo este tema, apuntó, tiene que ver con un componente antrópico, es decir, por las actividades humanas, pero también se debe al contexto geográfico, que es también determinante.
“Porque tenemos acuíferos poco profundos y expuestos, suelos delgados, muy pedregosos, donde la tierra fina está en menor proporción y no hay superficie suficiente como para retener, descomponer y transformar estos contaminantes. Además, estamos llenos de oquedades en las que ya no hay una capa para filtrar, son puntos de entrada directa”, comentó.
La gravedad del asunto, indicó, es que muchos de los contaminantes, como plomo, mercurio, son bioacumulables, no se degradan fácil.
“Una vez que entran a los ecosistemas acuáticos se integran en la cadena trófica, plancton, organismos vertebrados, invertebrados, en el caracol, el pulpo, etc., luego los animales se alimentan e integran estos metales pesados en su organismo, que pueden adherirse a la grasa y luego irse magnificando y son alimento de otros organismos terrestres, incluyendo a los humanos”, dijo.
Añadió que la presencia de estos contaminantes implica riesgo a la salud, porque los metales pesados con cancerígenos, mutagénicos y hay estudios a nivel nacional que hablan de la alerta que hay en esta situación, no solo por lo que hay en el agua, en los organismos, sino en la formación de nuevos seres, porque hay fetos que ya traen marcados los impactos de la contaminación.
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