Debido a que alrededor de la tercera parte de los alimentos que se producen en el mundo se desperdician y estos generan entre 8 y 10% de los gases de efecto invernadero, es necesario que la población genere conciencia sobre esta problemática, indicó Emilio Martínez de Velasco Aguirre, director del Laboratorio de innovación colaborativa (Linnco) de la Universidad Anáhuac Mayab.
Precisó que los insumos que se utilizan para la producción de alimentos generan gran cantidad de gases de efecto invernadero, como el agua o la energía eléctrica.
“Y también cuando los alimentos terminan en el tiradero se descomponen, emiten gas metano que es un gas de cambio climático muy potente y es por eso por lo que se que atribuye esa cantidad a nivel mundial”, lamentó el especialista.
Con base en ese contexto, comentó que lo más importante es generar conciencia para el no desperdicio de alimentos; es decir, no comprar lo que no se va consumir y aprovechar los insumos lo más posible, por ejemplo, al donar lo que se tiene en alacena y no se usa. Lo mismo aplica para restaurantes, que a veces no usan algunos alimentos solo por cuestiones estéticas.
ALTRUISMO POR LA TIERRA
Linnco fue fundada en 2019, con el objetivo de generar dinámicas de colaboración y acción colectiva para enfrentar temas ambientales en el sureste.
“Estamos enfocados, desde la creación, en el gran reto de transformar nuestro sistema alimentario; uno de los grandes retos a nivel mundial, porque el actual sistema no es saludable, ni sostenible ni incluyente”, dijo.
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Argumentó que no es saludable porque cada vez hay más personas con enfermedades asociadas a una mala dieta; no es sostenible por los efectos de gas invernadero que genera y no es incluyente porque deja a muchas personas fuera.
MANJARES DESAPROVECHADOS
Emilio Martínez de Velasco Aguirre refirió que es importante valorar y consumir la diversidad local de alimentos, que la población los conozca e integre a su dieta, pues muchas veces, por el desuso, son vegetales o frutas que se pierden.
Ejemplificó árboles de frutales mayas como el caimito, saramuyo, anona, zapote negro, que se han producido por generaciones, pero que no tienen un espacio en el sistema alimentario industrializado que predomina.
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