Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP15) en Montreal, Canadá, los países firmaron un acuerdo histórico para revertir décadas de destrucción ambiental que amenaza las especies y los ecosistemas globales en una maratónica cumbre de biodiversidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
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Cuatro años después del último acuerdo y tras casi dos semanas de intensas y difíciles negociaciones, más de 190 estados llegaron a un consenso bajo el marco propuesto por China, que preside la cita, con la única oposición de la República Democrática del Congo.
El Acuerdo de Kunming-Montreal busca proteger la tierra, los océanos y evitar la extinción masiva de especies por la contaminación acelerada, la degradación y la crisis climática.
Los países miembros del Convenio sobre la Diversidad Biológica se pusieron de acuerdo en una hoja de ruta para proteger el 30% del planeta para 2030 y proveer 30 mil millones de dólares en ayuda anual para los esfuerzos de conservación de los países en desarrollo.
“El acuerdo es aprobado”, dijo el ministro chino de Medio Ambiente, Huang Runqiu, al golpear su martillo en una sesión plenaria que se extendió hasta la madrugada. El anuncio fue recibido con una ovación.
“Juntos hemos dado un paso histórico”, indicó Steven Guilbeault, ministro de Medio Ambiente de Canadá, país que acogió la cumbre después de que China renunciara a hacerla a causa de su política “cero Covid”.
Desde Nueva York, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, celebró el acuerdo: “Por fin comenzamos a cerrar un pacto de paz con la naturaleza”, subrayó en una rueda de prensa.
Washington, que se involucró en las negociaciones aún sin ser miembro del Convenio sobre la Diversidad Biológica, calificó el acuerdo como un “punto de inflexión”.
Además de los subsidios, los países también trataron de lograr la creación de un fondo. China también estableció, como compromiso, consagrar a la biodiversidad a partir de 2023 parte del actual Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), cuyo funcionamiento actual es considerado muy deficiente por algunos países.
El pacto anterior de una década, suscrito en Japón en 2010, no logró casi ninguno de sus objetivos, en especial por la falta de mecanismos de aplicación y monitoreo.