Daniel Serrano, representante de la agrupación de Interculturalidad, Salud y Derechos A.C (INSADE) expuso que la violencia contra las mujeres prevalece y sin importar el estrato social al que éstas pertenezcan pues este fenómeno no sabe de estatus social.
“La violencia de género no sabe de status sociales y no debemos de hablar de una sola violencia, sino de diferentes tipos de violencias”, indicó.
En este sentido, dijo que el fenómeno se presenta de manera diferente, por ejemplo, en el sur de Mérida que, en el norte, o las que viven en el interior del estado. En el primer caso, de las mujeres del sur, identificado que sufren violencia física y violencia obstétrica, y a pesar de tener altos índices de violencia a menudo no se denuncia.
“La violencia física es lo más común y también tenemos violencia obstétrica que se da a la hora de ser madres; hemos visto que muchas mujeres son maltratadas o intentaron ser obligadas a que se colocarán algún dispositivo, porque desde el punto de vista del doctor o enfermeras ya eran demasiados hijos”, mencionó.
En el caso de las mujeres del norte, apuntó que persiste la violencia económica, aunque ambas partes de la relación tengan una situación cómoda, hablando de los recursos económicos.
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Prevalece la violencia contra la mujer, en todos los niveles sociales
“Hemos visto dos cosas, que, aunque hay un mayor nivel económico, precisamente por eso se da un mayor control del dinero por parte del hombre, hay un condicionamiento. La violencia económica viene acompañada de la violencia psicológica y eso es grave”, señaló.
En este segmento social, destacó que a menudo tampoco se denuncia, debido a la carga social.
“El contexto socioeconómico al que pertenecen les impide hacerlo por temor al qué dirán y al ser señaladas por su círculo social, ya que el hombre siempre es puesto en la posición de poder, de proveedor y dador de estabilidad”, expuso.
Sin embargo, apuntó que, aunque haya pocas denuncias en este sector, eso no quiere decir que no haya casos de violencia, sino que se invisibilizan.
La zona en donde hay más denuncias, expuso, es el poniente de Mérida, pero ello no quiere decir que sea la zona de más conflicto, sino que se registra un alto nivel de denuncias, debido a que puede existir más información.
Finalmente, de las mujeres que viven al interior del estado, expuso que sufren de violencia física, pero además están sometidas a sistemas de usos y costumbres que normalizan la violencia. Dijo que se suma el hecho de que no tienen acceso fácil a los servicios de salud, educativos, y, mucho menos, a los de justicia.
“Si quieren denunciar, el ministerio público está lejos, no hay intérpretes”, señaló.
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