“Estos animales siempre han fascinado porque son más fácil de escucharlos que de verlos, de ahí también la dificultad de estudiarlos porque son pocas veces vistos”, Ernesto Gómez Uc, coordinador del programa de conservación de aves en Pronatura Península de Yucatán.

Tapacaminos es una familia de varias especies, en particular, Nyctidromus albicollis por su nombre científico, suele conocerse de forma común como chotacabras pauraque​ y es precisamente la especie más común de encontrar, sobre todo en las carreteras.

Ernesto Gómez Uc, coordinador del programa de conservación de aves en Pronatura Península de Yucatán explicó que hay muchas especies de tapacaminos a lo largo de todo el mundo y en México también existen varias de ellas.

 

Estos, continuó, son animales nocturnos y por eso suelen encontrarse en el camino cuando oscurece, que es el momento en el que salen a buscar su alimento, “tienen desarrolladas capacidades muy importantes para detectar a los insectos y atraparlos al vuelo”.

Sus ojos son muy grandes y tienen plumas sensoriales cerca de la boca con las cuales perciben el aleteo de los insectos; además, han desarrollado mecanismos para pasar desapercibidos ante sus depredadores, llegando a parecer un pedazo más del tronco o rama del árbol por su color café al quedarse inmóvil

Activistas de la Península de Yucatán a favor del desarrollo comunitario

Cuando están en el suelo, si hay alguna fuente de luz, pueden verse sus ojos de color rojo, pero durante el día son difíciles de observar gracias al plumaje críptico que ocasiona que se pierdan entre la naturaleza a su alrededor.

“Saben que tienen un buen mecanismo de camuflaje, cuando el encuentro con el depredador es inminente, lo que hacen es salir volando, pero no se alejan mucho, sino a unos cuantos metros del nido y atraen al depredador fingiendo que es un ave herida, dando brincos y aleteos para que piense el depredador que es una presa más fácil y se aleje del nido”.

En la Península de Yucatán, puntualizó, hay ocho especies de tapacaminos –algunas selváticas, otras en el desierto y las hay hasta en la ciudad–, siendo la más común el chotacabras, que cumple una función ecológica como controladora de plagas. “Si estos animales no existieran tendríamos brotes muy grandes de estos insectos”.

Suelen anidar en zonas cercanas a la costa, apuntó, en ciénegas, por lo que la entrada de personas a estos lugares representa una amenaza al aplastar los nidos; además, la deforestación es otra de las principales amenazas de la especie, debido a la pérdida de territorio que esto les genera.

Finalmente, disminuir esta especie, es perjudicial para los seres humanos, dijo, pues deja de haber control sobre las plagas como mosquitos, moscas e insectos rastreros.

 

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