Biodiversidad, responsabilidad de todos

Actualmente existe una grave pérdida de la biodiversidad en las ciudades, Mérida entre estas, causada principalmente por la degradación de los ecosistemas debido a los cambios de uso de suelo (industrias constructoras, fábricas, agricultura, ganadería y carreteras) y fenómenos naturales, informaron Marina Vera Kú y Wendy M. Torres Avilez, investigadoras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt-germolab) y, de la Unidad de Recursos Naturales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (Cicy), respectivamente.

También existe una desvalorización del uso y manejo de los recursos naturales como producto de los cambios de valores socioculturales y socioeconómicos, tales como la migración del campo a la ciudad, abandono de la agricultura por otros trabajos (en especial la construcción), el cambio de la curiosidad, por la distracción con celular; el cambio de la importancia de la tierra y la vida que la acompaña por los bienes materiales de lujo que la modernidad presenta como necesarios. Estos cambios profundos se viven en las comunidades rurales locales, principalmente en las que se encuentran cercanas a la ciudad.

Por lo anterior, de manera urgente “debemos conocer y valorar los recursos, una acción es que, a través de las colecciones de plantas en los jardines, donde podamos aprender a usarlos y conocer su manejo ¿y por qué no? defender el monte (aunque sea vegetación perturbada) por su capacidad de ofrecer refugio a muchas especies que al paso que vamos, pronto estarán amenazadas al punto de llegar a la extinción”, señalaron.

Además, es deber de los líderes de la sociedad incentivar a la ciencia, proteger los recursos naturales mediante su conservación para la regulación del clima y contribuir a la reducción del cambio climático global, así como incentivar el conocimiento científico de los usos para revalorizarlos y hacer un buen uso del conocimiento etnobiológico.

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Ofrecer un jardín con colecciones etnobiológicas permite apreciar con claridad la relación hombre-naturaleza, y conocer en vivo las plantas, lo cual contribuye a revalorizar los recursos naturales desde una perspectiva ancestral y científica, explicaron.

“Sabemos que la biodiversidad está en peligro y les echamos la culpa a los ingenieros, las empresas constructoras y los malos gobiernos, pero lo cierto es que todos somos culpables”.

Nuestra realidad es que vivimos en una ciudad en constante crecimiento. ¿Pero hasta cuándo va a parar el crecimiento urbano? Lo cierto es que nunca. ¿Podremos evitar la extinción de la biodiversidad? Pensando un poco en acciones positivas y alentadoras para la conservación de la biodiversidad en las ciudades, consideramos que se tiene que prestar más atención en promover el desarrollo sostenible, donde coexista la urbanización y el medio ambiente, estableciendo espacios verdes, en los parques, avenidas, en los estacionamientos que son las grandes manchas de concreto en las ciudades, la asignación de áreas verdes con más extensión en edificios y casas, precisaron.

Las investigadoras, explicaron que una de las acciones importantes en las ciudades es la presencia de jardines botánicos donde se conservan ejemplares de especies de importancia fitogeográfica y etnobiológica, donde los habitantes de las ciudades pueden tener el contacto con la naturaleza, conocer y adquirir las plantas. De esta forma podemos tener más conciencia de la flora que observamos en los montes, parques, avenidas y jardines.

Agregaron que la ciudad de Mérida cuenta con el Jardín Botánico Regional “Dr. Roger Orellana”, el cual surgió hace poco más de 40 años, donde había un henequenal. En ese terreno se estableció el Centro de Investigación Científica de Yucatán A.C. (CICY).

En el surgimiento de este jardín han participado las manos de mucha gente que ama su trabajo, desde los jardineros hasta los ecólogos y directivos.

Finalmente se empezó a desarrollar un proyecto, se trazaron caminos y se planearon espacios para colocar las plantas en ciertas colecciones. En el arboretum, las plantas crecieron con libertad formando una densa selva baja caducifolia, que pronto se convirtió en refugio de aves y toda clase de pequeñas especies, puntualizaron.

Belén Martín

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