Un balance de los varamientos, por parte del Programa de Investigación y Conservación de Mamíferos Marinos en Yucatán (Picmmy) manifestó que todos los casos se identificaron como machos adultos de edad avanzada de la especie “orca pigmea” (Feresa attenuata).

Las evaluaciones y necropsias realizadas en ellos indicaron el padecimiento de una patología crónica en el tracto respiratorio, y la presencia de múltiples úlceras en los estómagos vacíos sugirieron que no se alimentaron por un periodo prolongado de tiempo antes de vararse.

El primer varamiento, vecinos hallaron un cetáceo vivo y parcialmente enterrado en la arena en la playa de San Bruno, en las primeras horas del 13 de marzo, por lo que, con la ayuda de más gente, lograron desenterrar al animal e intentaron regresar al mar varias veces, pero este volvía a la orilla nuevamente, hasta que se perdió de vista en el mar.

Por la tarde de ese mismo día, el mismo organismo se encontró a 3 kilómetros del puerto de abrigo de Dzilám de Bravo, y se regresó al mar.

Luego, se volvió a encontrar en las escolleras del puerto de abrigo de esa misma localidad, por lo que se optó por trasladarlo a las instalaciones de la estación de campo de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) con apoyo de los voluntarios del grupo “Jóvenes Aliados al Medio Ambiente”, donde se habilitó una piscina que se llenó con agua de mar para mantenerlo en observación.

Hubo monitoreo por por 24 horas

Durante dos días se monitoreó su evolución, se le cuidó las 24 horas del día y se le adaptó una camilla flotante para evitar que por su debilidad se asfixiara.

Asimismo, se acordó liberarlo en mar abierto, pero su nado deficiente, estado de debilidad y recurrencia a vararse en la costa, no le permitieron alejarse de la embarcación, por lo que fue trasladado nuevamente a la estación de campo, donde finalmente murió.

El segundo cetáceo fue reportado varado vivo por pescadores a 15 kilómetros de Dzilám de Bravo, en la mañana del 15 de marzo.

El organismo fue rescatado y trasladado a las mismas instalaciones de la SDS para tenerlo en observación, pues la evaluación de su condición sugirió que varó simultáneamente que el anterior, pero nadie se percató hasta dos días después.

Debido a esto, se encontró en un estado de salud deplorable y murió al día siguiente. Un tercer cetáceo fue reportado varado muerto por la Policía Ecológica del Ayuntamiento de Progreso, la noche del 15 de marzo en Chicxulub.

Este ejemplar presentó varias mordidas de tiburón grande, y su evaluación propone que fueron realizadas mientras se encontraba a la deriva de las corrientes que lo llevaron a vararse a la orilla.