El primer recale masivo de sargazo del año a consecuencia de los frecuentes Nortes se registró esta semana en las costas de Yucatán y el puerto de Progreso ha sido el más afectado por la llegada de este tipo de alga, en donde cada día se recolectan en promedio cuatro toneladas en un tramo de 2 kilómetros, informó el director de la Policía Ecológica de Puerto Progreso, Obdulio Mena Sánchez.
Se registró el primer recale de varias toneladas de sargazo del año en los aproximadamente 350 kilómetros de costas yucatecas, como consecuencia de los tres últimos frentes fríos que impactaron al estado, agregó el funcionario municipal.
Comentó que para la limpieza de las playas se utiliza una máquina sargacera y diariamente se recolectan de cuatro a cinco toneladas de sargazo que recalan en la costa a consecuencia del mal tiempo, que en las últimas semanas se ha intensificado por los constantes nortes que han llegado a la región de la península de Yucatán.
Mena Sánchez informó que además de la costa del puerto de Progreso, las playas de Chuburná, Chelem y Chicxulub, así como Dzilam Bravo y Sisal están llenas del alga proveniente del lecho marino.
“Ese sargazo se recolecta, se concentra en un solo lugar y luego se traslada su destino final, es una tarea diaria y una lucha constante porque diariamente el mar arroja a las playas yucatecas sargazo y más aún en estas épocas de norte”, comentó.
Sedimentos se arremolinan frente a la costa de Yucatán
En su portal informativo, Greenpeace califica como un grave problema ambiental el acumulamiento de sargazo en la costa y señala que esta especie de macroalga parda ha afectado los ecosistemas costeros, causando la muerte de especies marinas como tortugas y peces.
También ha traído afectaciones económicas a través de su impacto en las actividades turísticas de la región y representa una amenaza para la salud humana, debido, entre otros factores, a su descomposición en las playas y a su alto contenido de arsénico y metales pesados.
Sin embargo –agrega Greenpeace–, el sargazo en sí mismo no es el problema; de hecho, si esta macroalga fuera protegida por nuestros gobiernos, entenderíamos mejor sus beneficios e incluso, en algunos casos, hasta podríamos aprovecharlos, resalta la organización ecologista en su portal de Internet.
Alberto Lugo
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