Queda acéfala la auditoria superior del estado con renuncia de su titular

Sin resultados tangibles de su función y de la dependencia que deja, Mario Can Marín consumó su renuncia el martes pasado a la titularidad de la Auditoría Superior del Estado de Yucatán (ASEY) que quedará acéfala en tanto el Congreso del Estado elige a su sucesor, a tan sólo un año de que debió concluir el presente período.

Fuentes cercanas al renunciante indican que su salida se debe más a una situación de salud personal muy delicada, sin embargo, también trascendió que deja el puesto para buscar la oportunidad de participar en la terna que propondría el Gobierno del Estado al cargo de secretario técnico de la reciente creada Agencia de Inteligencia Patrimonial y Económica del Estado de Yucatán, cuya flamante titular es Olga Rosas Moya, quien apenas el jueves pasado rindió protesta en ese cargo.

Se informó también que Rubén Arjona se quedaría a cargo de la administración de la ASEY en tanto el Congreso resuelve quien será el nuevo auditor.

En su carta de renuncia pública, que transcribimos en su parte medular, Can Marín manifestó “el gran orgullo que me acoge por haber formado parte de una institución, la cual, reviste de tal relevancia para la sociedad yucateca, que tiene como fin fundamental vigilar los recursos públicos que deben siempre encontrar su destino en el desarrollo y beneficio de las familias de este estado.

“Logramos consolidar una ASEY con nuevas perspectivas, estrategias y metodologías que encaran nuevos procesos, y resultados que han sido visibles para toda la ciudadanía” argumentó.

“Mi trayectoria como Auditor (SIC), me ha permitido entrever que los nuevos fenómenos de corrupción ensamblan métodos que inmiscuyen la labor pública y privada; las áreas más críticas de fraudes y especulaciones que menoscaban al Estado Mexicano y su economía real, se encuentran en esquemas ficticios que sólo se asientan en el papel, y que comúnmente son capitales que se originan en la ilegalidad.

“Por lo tanto, y con la convicción de que es tiempo de asumir este nuevo desafío dirigiendo el esfuerzo al origen de estas problemáticas y también a la debida igualdad de circunstancias que me debo encontrar con los demás postulantes para el nuevo cargo al que aspiro que es el de la Secretaría Técnica de la Agencia de Inteligencia Patrimonial y Económica del Estado de Yucatán, es que el día de hoy presento mi renuncia al cargo de Auditor Superior del Estado de Yucatán”.
“Tal y como es la complejidad que se implica en la labor de la Auditoría superior del Estado, a lo largo de esta gestión de casi siete años, hemos visto avances y el cumplimiento de objetivos por encima de lo común, en los distintos rubros que esta Institución debe abarcar como parte de sus imperativos y atribuciones de origen. De la misma manera, y como afirmación austera y humilde, pero siempre desde una satisfacción por el deber cumplido, puedo sentar que también hemos avanzado y heredado un legado en acciones, que sin ser inherentes a las obligaciones de ASEY, son logros añadidos que se relacionan con el desarrollo doctrinal, humano e incluso académico vinculado a las funciones de auditoría y fiscalización, inclusive extendiendo nuevos panoramas y horizontes en instancias jurídicas de la más alta esfera”.

“Las funciones de un auditor y las responsabilidades que este cargo conlleva, no se agotan en una mera revisión de la erogación de recursos, labor que por sí sola es de capital trascendencia, puesto que esta es apenas un punto de inicio del que posteriormente, las irregularidades detectadas encuentran cauces legales en distintas materias y procedimientos.
Agrega que durante su gestión y derivado de las experiencias operativas que cada año fiscal conllevaba, realizó propuestas legislativas, especialmente en aquellos rubros vinculados con el control interno, la estructuración y mandato de los órganos internos de control de los entes fiscalizados, en materia fiscal y no menos importante, como parte de la denuncia de hechos interpuesta por esta autoridad, dando como resultado un antecedente relevante para la reforma en materia de enajenación de inmuebles a su costo real, lo que representó el cierre de un espacio a la corrupción, puesto que ahora la legislación contempla y protege estas circunstancias.
“En ese mismo sentido de formación y desarrollo general, de capacitación al personal para mejorar en la profesionalización, durante mi gestión como Auditor, fueron procurados apoyos académicos para posgrado, que permitieron consumar en el incremento del desempeño en las labores de esta Institución”.

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