En el marco del Día Mundial de los Animales, las asociaciones yucatecas siguen dando batalla contra el maltrato que sufren. En la entidad hay casos como el de “Valentín”, quien fue quemado en Playa del Carmen y logró salvarse en Mérida; o la perrita “Izel” que fue rescatada con una soga incrustada al cuello y hoy se recupera para poder ser adoptada.
De acuerdo a la asociación Huellitas de Amor, “Valentín” es un can de nueve meses de edad que ha sufrido mucho. Él fue encontrado en Playa del Carmen (Quintana Roo) después de haber sido quemado con gasolina en el rostro y fue resguardado.
Asociaciones yucatecas siguen dando batalla contra el maltrato animal
“La asociación en Mérida tomó el caso del cachorro. Aunque algunos veterinarios aconsejaron dormirlo, no nos rendimos; y tres meses después ‘Valentín’ está viviendo otra vida, ya fue adoptado y recuperó la sonrisa que le arrebataron”, informaron.
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Para quienes integran Huellitas de Amor, el caso de “Valentín” enseña la moraleja de que se puede volver a sonreír y ser feliz a pesa de las circunstancias. El perro quedó ciego de un ojo y necesitará medicamentos de por vida.
Otro caso reciente es el de la perrita “Izel”, a quien integrantes de la asociación Evolución Animal bautizaron con ese nombre porque es única e irremplazable. Ella traía parte de un collar y una soga incrustados en el cuello.
“Nuestra veterinaria, atendió a Izel apenas llegó, al retirársele el collar, dejó de respirar y la tuvo que reanimar. Poco a poco empezó a respirar a un ritmo más normal y se le empezó a limpiar y desinfectar”, explicó Silvia Cortés, directora de la institución.
En Yucatán, condenó, este tipo de casos se repite día tras día, pues quienes están a cargo de esos animales les colocan un collar, cuerda o cinturón sin pensar que el animal crecerá, por lo que no se toman el tiempo de ajustarlo.
“Esto sucede porque no tienen bardas ni rejas seguras para permitirles su libre movimiento dentro de la propiedad y recurren a amarrarlos o encadenarlos porque, además, son llevados para ser utilizados como alarmas”, lamentó la activista.
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Hoy, Izel ya come por sí sola y mueve la cola: “Está de mucho mejor ánimo, aún no hace popó, pero no es raro después de haber pasado semanas deshidratada, sin comer o siquiera poder respirar bien. Aún falta un trecho largo”.
De acuerdo a la rescatista independiente Elsa Arceo, los reportes por maltrato animal han aumentado este año en un 80 por ciento. En ese sentido, adelantó que ya se prepara una iniciativa denominada Ley Rufo para aseverar las condenas por este delito.
Juan Manuel Contreras
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