De acuerdo con el Padrón de la Secretaría de Pesca y Acuicultura, alrededor de 12 mil 100 hombres y mujeres se dedican a la actividad pesquera en el litoral yucateco, una práctica que, en cuanto a la técnica, no se ha transformado mucho, pero que sí ha visto disminuir de forma drástica la biomasa de las pesquerías más importantes, como lo son el pepino de mar, el pulpo, mero, langosta, así como de otras especies.
Los datos del Sistema de Información Agroalimentaria (SIAP) refieren también que 12 mil personas laboran en esta actividad y es una de las más importantes de la entidad pues el año pasado se produjeron 499 mil 185 toneladas de producto, posicionando a la entidad en el sitio 16 del país, y con un valor de 21 mil 914 millones.
Sin embargo, a lo largo de los años las especies que se capturaban en abundancia antes se han visto disminuidas de manera drástica. Los casos más ilustrativos son el pepino de mar, que se en encuentra en veda permanente desde el 2013, en tanto el mero, de acuerdo a la Red de Mero y Especies Asociadas, en los últimos 40 años se ha presentado un decremento del 51 por ciento de las capturas, es decir, hace 21 años se pescaba el doble.
En el caso del mero Yucatán contribuye con el 85 por ciento del total de captura en todo el Golfo de México y aporta el 77 por ciento del total de captura nacional.
Ylmar Josué Canul Reyes, presidente del Comité de Refugio Pesquero de Celestún y quien se dedica a la pesca desde hace 28 años, expuso que esta práctica no ha cambiado mucho en cuanto a la técnica, pero sí en cuanto a que ha disminuido de manera drástica la cantidad de producto que se captura.
“La pesca ha cambiado bastante. Yo tengo como 28 años de pescador y te puedo decir que cuando empecé había bastante pesca, no te alejabas y cerca pescabas muy bien, todo perfecto. Un ejemplo es que nosotros íbamos y la pesca estaba cerca y si querías comer un mero de 5 o 6 kilos lo sacabas y te lo comías, el que quisieras, sin problemas”.
“Al día de hoy para nosotros es un lujo comer un mero, porque me lo pienso mucho, porque tengo mucho gasto para ir a pescar y, segundo, porque está muy caro y la misma escasez lo ha encarecido”, expuso.
Reiteró que antes se salía a pescar, hace 20 años, y a una distancia de unos 5, máximo 10 kilómetros mar adentro, se tenía una buena pesca, mientras que ahora hay que ir hasta 200 kilómetros para poder capturar y ello conlleva un gasto relevante.
“Gastas en combustible, víveres, hielo, carnada y otros insumos. Ahora de ida y vuelta gastas entre los 3 y 4 mil pesos, además de muchas otras cosas, te puedes gastar hasta 10 o 15 mil pesos, cuando antes el gasto era menor”, indicó.
De la técnica, dijo que sigue siendo la misma, aunque se han agregado algunos aspectos.
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“Lo que ha cambiado es en el sentido de que como había mucho producto antes, en el palangre utilizabas 150 o 200 anzuelos, ahora utilizan 4 mil o 5 mil anzuelos para poder pescar bien. Ha aumentado en equipo, pero la técnica sigue siendo la misma. También se le agregó la pesca con compresor, que se bucea y se arponea”, dijo.
Para él, comentó, la especie más impactada y que prácticamente desapareció por la sobre explotación, es el pepino de mar que, incluso, está en veda permanente, pero consideró que le sigue el mero, porque casi no hay y cuando lo hay se saca poco producto del mar.
“El pulpo se le da cierto margen que se recupere, aunque lo furtivean (pesca furtiva) un poco, sí hay, porque como que se recupera más rápido; lo más impactado ahora el mero y un poco la langosta aunque en esta región no hay mucha, la mayoría se captura allá por el Caribe”, expuso.
Ante esta situación, dijo, la cultura ha ido cambiando, porque ahora los padres pescadores le dicen a sus hijos que mejor estudien, para dedicarse a otra actividad.
“Las nuevas generaciones estudian más para buscar profesiones y los padres les dicen ‘apúrate a estudiar porque en la pesca no vas a tener futuro, porque ya no lo acabamos’, así es la situación, ahora”, comentó.
Sin embargo, los que de años se dedican a esta actividad, consideró, ahí seguirán, aunque enfrenten épocas adversas.
“Algunos van a la ciudad a buscar trabajo, pero la mayor parte seguimos aquí, firmes; hay temporadas buenas y malas, pero ahora nos está pegando el precio del pescado que bajó bastante. Pero seguimos en pie, el que es pescador es pescador y creo que así nos vamos a morir, como pescadores”, señaló.
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