Luiz Inácio Lula da Silva, recién electo presidente de Brasil, anunció la creación de un ministerio de pueblos originarios para que los indígenas “no sean tratados como bandidos”, en el marco de la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP27).
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Lula prometió en un acto celebrado junto a gobernadores de los nueve estados de la cuenca amazónica brasileña “acabar con el proceso de degradación que están sufriendo nuestros bosques”.
Recibido como héroe de la causa medioambiental, el presidente sudamericano levantó los ánimos de los activistas en Egipto, algo alicaídos por el férreo dispositivo de seguridad y el aislamiento de la conferencia.
“Mi impresión es que representa un giro después de una oleada de derecha populista y antiecológica”, declaró Melissa Yokoe Ashbaugh, una estudiante de la universidad estadounidense de Connecticut que esperaba, plagada de cánticos, junto a los seguidores del líder izquierdista.
“Lula representa un cambio político para Latinoamérica. Es un viraje hacia la protección del planeta, de la Amazonía, de los derechos humanos, de los derechos de los pueblos indígenas”, añadió Adrián Martínez Blanco, de la organización ecologista costarricense La Ruta del Clima.
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Además, Lula da Silva propuso organizar la 30ª conferencia del clima de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2025 en la Amazonía brasileña.
En su primera intervención, declaró que planteará esa propuesta al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para que la reunión climática anual “se haga en Brasil, en la Amazonía”. Según detalló, hay “dos estados aptos” para organizar esa cita, el de Amazonas y el de Pará.