En realidad este ingrediente es un ajo tradicional que ha pasado por un proceso de elaboración en el que, entre otras cosas, fermenta. En este proceso, su color original pasa a convertirse en negro, se dice que gracias a ello, se multiplican las propiedades beneficiosas para el organismo que aporta su versión normal.
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Para crearlo, se someten los bulbos de ajo a calor durante semanas, en condiciones de humedad, mediante un proceso en el que los dientes se tintan negros. A veces se refiere como una fermentación, pero en realidad involucra una acción microbiana que también cambia un poco el sabor.
Su sabor ligeramente dulce, con notas ácidas y ligeros toques a vinagre balsámico o aceto balsámico, puede emplearse dentro de la cocina de la misma forma que el ajo blanco, para darle sabor a las recetas de comida, prepararlo dentro de bebidas o hacer preparaciones muy particulares con él como el famoso pan de ajo.
Es muy popular en Estados Unidos y se ha llegado a emplear como un ingrediente habitual en lo que se conoce como alta cocina, ya que su apariencia llama la atención de más de uno, posicionando como un valioso ingrediente que más vale aprovecharlo cuando se cuenta con un par de dientes de ajo negro.
No dudes en transformar esos dientes de color en una rica receta de cocina, descubre su sabor y comprueba por qué es uno de los ingredientes más curiosos que existen que se desprenden de una variedad procesada.