Diciembre trae cambios en el clima, el ritmo social y las reuniones familiares; sin embargo, para muchas personas también implica cansancio, ansiedad y presión emocional.
De acuerdo con una revista de psicología, el estrés de fin de año es un fenómeno común que surge por la combinación de factores emocionales, cognitivos y sociales, y aunque esta época se asocia con celebración, el agobio suele aumentar conforme se acerca el cierre del año.
El cierre del año y la autoevaluación personal
Según la revista, el año funciona como un marco mental de evaluación, lo que activa de manera automática un balance personal sobre metas cumplidas y expectativas no alcanzadas. Este proceso puede generar frustración, decepción y ansiedad, especialmente cuando existe una brecha entre lo que se esperaba lograr y la realidad.
Este mecanismo psicológico se relaciona con la comparación constante entre el “yo real” y el “yo ideal”, lo que vuelve a diciembre un periodo emocionalmente vulnerable.
La presión social de la felicidad obligatoria
La narrativa cultural que rodea a las fiestas decembrinas impone una expectativa de bienestar permanente. Según psicología y mente, esta presión por “estar bien” puede provocar sentimientos de culpa, inadecuación y desgaste emocional en personas que atraviesan duelos, conflictos familiares o dificultades económicas.
Además, el aumento de reuniones sociales, compromisos familiares y exigencias emocionales incrementa la sobrecarga mental, especialmente en personas con ansiedad social o personalidad introvertida.
Cansancio acumulado y fatiga emocional
E. Tory Higgins, autor de la teoría de la autodiscrepancia, señalan que diciembre coincide con un agotamiento físico y emocional acumulado tras casi un año de exigencias laborales y personales. Este desgaste reduce la tolerancia emocional y puede manifestarse en irritabilidad, ansiedad, desmotivación o sensación de vacío.
A ello se suma, de acuerdo con la psicóloga Susan David, experta en gestión emocional, la alteración de rutinas, la sobrecarga de decisiones cotidianas y la comparación social intensificada por redes sociales, factores que incrementan el malestar emocional durante el cierre del año..

