La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró dos predios ubicados en Celestún, dentro del Área Natural Protegida Reserva de la Biósfera Ría Celestún, por la realización de obras y actividades en ecosistema costero sin acreditar la autorización correspondiente en materia de impacto ambiental y forestal.
El operativo confirma afectaciones directas a dunas y matorral costero, en una zona reconocida por su alta relevancia ecológica y turística en Yucatán.
El pasado 30 de octubre, personal de Profepa realizó dos visitas de inspección a predios identificados como 51-A y 51-Ñ de la calle 12. En estas inspecciones se constató la afectación de dos superficies de 550 m² y 200 m², respectivamente.
En ambos casos, las autoridades detectaron eliminación de duna y matorral costero para la apertura de un camino, actividad que altera el equilibrio ecológico del ecosistema costero.
Sin autorización ambiental ni forestal en zona protegida
Durante las diligencias, no se presentó documentación que acreditara la autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para realizar las obras o actividades, a pesar de que los predios se ubican dentro de un Área Natural Protegida de alto valor ambiental.
Este incumplimiento evidencia falta de permisos en materia de impacto ambiental y forestal, requisito indispensable para cualquier intervención en ecosistemas costeros y dunas.
Con fundamento en la legislación aplicable, las y los inspectores federales determinaron imponer, como medida de seguridad, la clausura total temporal de toda obra o actividad en los predios inspeccionados.
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Para garantizar el cumplimiento, se colocaron sellos oficiales de clausura y se ordenó el cese inmediato de cualquier intervención, con el objetivo de proteger el ambiente en la Reserva de la Biósfera Ría Celestún.
La Profepa reiteró que continuará la vigilancia y el trabajo para proteger los ecosistemas costeros y las Áreas Naturales Protegidas del país, y advirtió que reforzará las acciones contra proyectos que dañen dunas, manglares y matorrales sin autorización, como parte de una estrategia nacional de preservación de la biodiversidad.