por Karina Aguilar

Cansada de la corrupción, la impunidad y la violencia, la Generación “Z”, aquellos jóvenes que tienen entre 15 y 29 años, salieron a las calles de todo el país para manifestar su inconformidad, pero a ellos se les sumaron ciudadanos de todas las edades, personajes políticos, de la sociedad civil organizada y también, aquellos que ya están cansados del actual Gobierno.

En prácticamente todo el país, las movilizaciones se realizaron de manera pacífica, pero algo pasó en la marcha de la Ciudad de México, donde 18 policías ya fueron separados de su cargo y están siendo investigados por presunto uso excesivo de la fuerza.

El contingente todavía no llegaba a la plancha del zócalo de la ciudad de México que se encontraba completamente envallada con estructuras metálicas de más de dos metros de altura para evitar el acceso a edificios históricos como Palacio Nacional cuando un grupo de personas vestidas de negro con el rostro encapuchado, comenzaron a desmontar las barricadas con herramientas para cortar cadenas, empezaron entonces, a “calentar” la marcha.

Incluso en algunas imágenes se observa que estas personas salen de atrás de las vallas, y se cuelgan para derribarlas.

Al arribo de los ciudadanos, las estructuras metálicas, que en ninguna otra administración se habían logrado derribar, ya estaban sueltas, lo que ocasionó la efervescencia de los manifestantes y comenzó un enfrentamiento con policías de la Ciudad de México.

Al verse descubiertos, los elementos de seguridad, protegidos con cascos y escudos comenzaron a arrojar el gas de extintores, piedras y en algunos momentos gas lacrimógeno.

En respuesta, los jóvenes enojados por lo que han calificado como represión, se defendieron y se vieron envueltos en una trifulca con lesionados de ambos lados.

Sin embargo, la Presidenta de México, sólo resaltó la violencia gestada del lado de los manifestantes y minimizó el hecho de que los policías -desobedecieran la consigna de no caer en provocaciones- y agredieran a los manifestantes; aunque por no dejar y enmedio de un discurso plagado de descalificaciones hacia la marcha y sus convocantes, pidió que si hubo uso excesivo de la fuerza los policías deben ser sancionados.

Las imágenes de jóvenes, adultos mayores, reporteros, fotógrafos y camarógrafos golpeados circularon por las redes sociales evidenciando la violencia con la que fueron “desalojados” por no decir “reprimidos” del Zócalo capitalino.

¿Y ahora qué sigue?

El enojo y el hartazgo está latente; los jóvenes sólo necesitan una chispa para estallar, para salir a las calles, para organizarse y manifestarse. ¿Los van a seguir provocando?